1)
Antes que nada, me gustaría insistir en la desconfianza
que siento acerca de cualquiera de las explicaciones de orden escatológico que
hayan podido declararse sobre nuestros orígenes.
2)
No quiero afirmar que todo sea falso, pero sí, que, detrás
de cualquier supuesta explicación, existe algo que se tambalea, similar a
cuando percibimos el reflejo ondulatorio de nuestra imagen sobre un charco de
agua.
3)
Todos provenimos del Cubo ubicado en el centro del
Tanque. Sobre éste resplandecen los Tres Soles. Los Tres Soles iluminan nuestro
mundo durante 14 horas, el resto del tiempo lo pasamos resguardados al calor y
la oscuridad de nuestras madrigueras.
4)
Hasta donde me ha sido posible averiguar, sé que nuestros
ancestros fueron originalmente cuatro. Los machos eran: Antígono y Crántor. Las
hembras: Filipa y Melanta.
5)
Las paredes que recubren el Tanque están forradas de
mayas trepadoras confeccionadas con alambre. Los primeros barracones se
hicieron a partir de estas estructuras metálicas. También disponíamos del
material suficiente y necesario para construir nuestros nidos. Las condiciones
climáticas eran las ideales, junto con la necesidad de alimentos y el resto de
provisiones. Los abrevaderos siempre estuvieron llenos, así como los hangares
destinados al almacenamiento de comida. En el lado opuesto a los abrevaderos se
encuentra “La Rueda” o zona recreacional.
6)
En términos generales, podría afirmarse que vivíamos en un
auténtico paraíso. Quizás al principio si lo fuese, al menos durante las
primeras líneas sucesorias, pero con el transcurso del tiempo, la situación
comenzó a volverse insostenible…
7)
Durante la conocida etapa de “La Prosperidad”, regentada
por el gobierno de Los Parias, la población de nuestra comunidad se duplicaba
cada 55 días.
8)
Yo nací y crecí por aquel entonces. Existía cierta
controversia acerca de si fueron mejor los tiempos pasados o los que estaban por
venir. En este caso cabe destacar que nunca vinieron tiempos mejores que
aquellos en los que transcurrió mi lactancia. Esto lo afirmo objetivamente, a
pesar de que sé que este tipo de pensamiento es propio de los viejos chochos y
nostálgicos, que viéndose impelidos por las circunstancias presentes, recuerdan
con añoranza su pasado.
9)
A partir del día 315, las cosas nunca volvieron a ser
como antes. Esta época se conoce como la de “La Gran Depresión”, ya que la tasa
de reproducción se redujo hasta tres veces. Cabría preguntarse el porqué de
esta circunstancia puesto que aún permanecíamos en condiciones ideales para el
desarrollo de nuestra especie, o bien especular sobre los sistemas de regulación
inherentes a la propia naturaleza, como puede ser el hecho de que ésta, es
decir, la propia naturaleza, actuara como medida preventiva contra la
superpoblación. Podríamos incluso indagar acerca de si la superabundancia puede
ser contraproducente, pero, por más disquisiciones filosóficas en las que nos veamos
envueltos, difícilmente averiguaríamos qué fue exactamente lo que nos llevó a
la situación que me dispongo a relatar.
10)
Había unos 600 ratones cuando comenzó “La Gran Depresión”.
El abastecimiento de comida no había experimentado disminución alguna. Esto
nunca fue un problema, la comida y la bebida parecían brotar de las mismísimas
entrañas de la tierra. Lo que si comenzó a constituir un verdadero problema fue
el espacio, cada vez más reducido, en el que nos veíamos abocados a habitar. La
sensación era como si las paredes del Tanque se contrajeran, como si todo, de
repente, se hubiera vuelto más pequeño. Los barracones inferiores estaban
superpoblados. Dormíamos unos sobre otros como animales de cuadra. Competíamos
por cada milímetro cúbico de aire. Algunos expertos en climatología denunciaron
esta situación ante el tribunal de Los Parias, pues afirmaban que en poco
tiempo la calidad de nuestra atmósfera se pervertiría hasta alcanzar niveles de
toxicidad intolerables. Algunos abrevaderos fueron corrompidos por la
desmesurada cantidad de residuos fecales, que prácticamente llegaron a cubrir
la totalidad de la superficie del Tanque.
11)
El día 475, el consejo de Los Parias fue destituido por
el de Los Jerarcas. Los Jerarcas se apropiaron rápidamente de los enclaves de
aprovisionamiento y tomaron bajo su control a las hembras, inaugurando de esta
forma el periodo de “Los Jerarcas”. Estos machos eran fuertes y rudos como tejones,
narcisistas y despiadados.
12)
Las condiciones ideales habían provocado que nuestra
esperanza de vida se prolongara más de lo natural, por lo que esto, sumado a la
falta de espacio, acrecentó la rivalidad entre las generaciones. Los Jerarcas
más viejos comenzaron a agredir a los ratones más jóvenes, y toda nuestra
generación se vio azotada por una vorágine de violencia y crueldad sin
precedentes.
13)
Los Jerarcas solían acechar los barracones inferiores,
que eran los más poblados. En cualquier momento podrían entrar en una de las
madrigueras y despedazarte. Mis hermanos, Leucipo y Favorino, fueron asesinados
en presencia de lactantes. También entre los propios Jerarcas se libraban
cruentos combates. Este tipo de enfrentamientos solían realizarse en La Rueda,
en presencia de todos. Mi amigo Molón me convenció para asistir a una de estas
luchas. Durante la reyerta, alternada por ráfagas de polvo y sangre, mi amigo
Molón sufrió una herida irreversible que pocos días después le causó la muerte.
Nadie desvió sus oscuros ojos de ratón para ayudarme con Molón, pues el resto
de mis semejantes, cegados por la histeria colectiva, no hacían otra cosa que
arañar la tierra y batir sus colas, ostentando sus colmillos como ratas
endemoniadas.
14)
El día 550, el Jerarca conocido como Hegesias, se batió
en duelo con Herilo, su mayor contrincante. El resultado fue que Herilo perdió la
visión de un ojo y Hegesias murió de hemorragia a consecuencia de una profunda
herida en la garganta.
15)
Las represalias no tardaron en llegar. El día 560,
Quinón, hijo de este último, descendió a los barracones y mató a los cachorros
de Herilo, poniendo fin al legado sucesorio de éste. Tras este acontecimiento se
desencadenó la guerra entre los Jerarcas. El vacío de poder y las sucesivas
muertes entre los machos dejó vulnerables a las hembras y las crías de éstas.
16)
Sedientos de venganza, los más jóvenes aprovecharon para tomar
el poder. Fueron días oscuros teñidos por la sangre de los inocentes. Yo me
negué en rotundo a participar en tales matanzas, a pesar de que mis hermanos
fueron asesinados a garra y colmillo por los progenitores de aquellos que ahora
se habían quedado huérfanos. No había un solo recoveco en todo el Tanque, ni si
quiera en el espacio del Cubo, considerado hasta entonces como un lugar
sagrado, en el que un cachorro pudiera estar a salvo de los vengativos ratones
adolescentes. Mataban a diestro y siniestro, sin importarles lo más mínimo el
estado de gestación en el que se encontraran las hembras. Algunas de ellas eran
capturadas entre varios de estos ratones y las abrían en canal, extrayendo a
sus hijos de su seno como miserables garrapatas y aplastados posteriormente sus
endebles huesos contra el ensangrentado suelo de las madrigueras.
17)
Como consecuencia del “ratoncidio” que se estaba
cometiendo, un grupo de hembras independientes anunció vetar la reproducción si
las circunstancias drásticas en las que había degenerado nuestra comunidad no
cambiaban radicalmente. Este grupo se conoció como el “Elenco de la no
gestación”, y se hizo realmente importante en las postrimerías de la centuria
número cinco, cuando la guerra entre los Jerarcas tocaba a su fin.
18)
El día 607, murió el último de los jerarcas, Periandro. El
responsable había sido Querosenos, su hermano. Las malas colas cuentan que éste
fue desprovisto de sus genitales la noche en que trató de acostarse con Erquia,
la hembra predilecta del Jerarca. Traumatizada por los abusos experimentados,
Erquia enloqueció y sacrificó a sus propias crías. Así lo hicieron muchas
hembras, pues, paradójicamente, terminaron por dirigir las agresiones de otros
machos a su propia descendencia.
19)
Con la definitiva consolidación del elenco, las hembras
tomaron el poder y sentaron las bases de una nueva era: “Las Reinas”.
20)
Los machos que sobrevivimos a esta situación fuimos
progresivamente marginados. Algunos de nosotros terminamos por quebrar
psicológicamente. Ante el veto, impuesto por el elenco, de la actividad
reproductiva, una nueva generación de jóvenes ratones se volvieron
homosexuales. Perdieron el interés por las hembras y comenzaron a desarrollar
prácticas sodomitas entre ellos. Fueron conocidos como “Los guapos”, por la
costumbre de atusar sus bigotes y la obsesión por el aseo.
21)
El día 635, las hembras del elenco emprendieron una dura
persecución contra “Los guapos”. Lo que en un principio empezó como una
privación de sus derechos, terminó en una auténtica carnicería. Nadie podrá
explicar por qué las hembras del elenco consideraron una amenaza a este grupo
de ratones homosexuales, pero en su empecinamiento por erradicarlos fueron
bastante comunes los actos de canibalismo.
22)
Las imparables y cruentas luchas que se libraron desde la
muerte de Hegesias trajeron como consecuencia la propagación de enfermedades:
en un recuento que se realizó el día 734, nuestra comunidad había sido
prácticamente diezmada.
23)
Las Reinas, tomando consciencia de que dicha situación
podría abocarnos a una extinción inminente, decidieron anular el veto de la
reproducción y obligar a todos los machos disponibles a que ejercieran de
fecundadores.
24)
Aquellos machos que se negaron fueron exterminados. Estaba
escribiendo algunas notas, cuando un par de estas poderosas hembras entraron en
mis dependencias y abusaron de mí impunemente. Sin duda fue la cosa más
humillante de las tantas que he padecido en mi vida desgraciada. Recuerdo que
mientras me extraían el esperma como si fuera una jodida mamadora reían como
auténticas ratas de alcantarilla… Unos días más tarde, un antiguo compadre que
conocía desde los pacíficos días de “La Prosperidad”, se ahorcó de su propia
cola. El cadáver lo había hallado una capitana del elenco, famosa por sus
crueldades, y como muestra de su desprecio, lo arrastró a través de todo el
recinto hasta la zona recreacional, donde a vista de los lactantes, dejó que se
pudriera en señal de que eso jamás debía repetirse.
25)
En el día 803, una nueva amenaza puso en jaque a la
infame tiranía de Las Reinas. Con el nacimiento de un par de gemelos, llamados
respectivamente Heracles y Breva, muchos de nosotros pensamos en una remota
profecía, formulada ya en tiempos de los Parias, que anunciaba el advenimiento
de una era de paz y concordia. Las élites, dispuestas a conservar el poder, habían
procurado borrarla de nuestra memoria. Aconsejada por La Resistencia, entre la
cual me incluyo, logramos que la madre se negara a sacrificar a sus propias
crías, tal como obligaba una ley con respecto al nacimiento de gemelos,
promulgada durante el periodo de Los Jerarcas.
26)
Este ha sido el episodio más importante de mi vida,
puesto que yo y otros cuantos machos marginados, que no habíamos sucumbido
todavía ni a la locura ni a la homosexualidad, ocultamos a las crías de los
perversos hocicos de Las Reinas.
27)
En el más absoluto de los secretos, formamos una sociedad
clandestina conocida como “Nueva alianza”, derivada del viejo movimiento de
Resistencia, que tenía como objetivo alimentar a estas crías hasta que alcanzaran
la madurez y derrocaran definitivamente a Las Reinas.
28)
A pesar de todos nuestros esfuerzos, todas nuestras
esperanzas sucumbieron el día en que la enfermedad nos arrebató a los gemelos. Ahora
estaba todo perdido, al no ser que la profecía no fuera más que una patraña y
toda nuestra esperanza una quimera.
29)
Las Reinas descubrieron nuestro escondite el día 850 y
todos fuimos sentenciados a la pena capital. Sin embargo, la enfermedad actúo
más rápido que las estranguladoras colas que nos cercaban, y dos días después
murió Cuántica, la última soberana.
30)
Los albores de una nueva época se discernían en el
horizonte. Las herederas no se pusieron de acuerdo a la hora de nombrar una
nueva Reina y terminaron por matarse entre ellas.
31)
El día 860 se fundó “El consejo de los Ancianos”, aunque
por ese entonces ya éramos muy pocos los que todavía nos sentíamos con alguna
fuerza.
32)
Una nueva oleada de enfermedad se llevó a la última de
nuestras crías el día 900. El Consejo de
Ancianos se disolvió al día siguiente…
33)
Hace cinco días Celantes perdió todo atisbo de lucidez. Decía
que había sido tocado por la gracia de los cuatro ancestros. Decía que pronto
todo retornaría los inicios, como cuando el agua corría limpia de los
abrevaderos y de la tierra crecían tiernos tallos. Decía incluso que si nos
poníamos de acuerdo podríamos repoblar el tanque. Decía que había notado como
desde hacía un par de semanas se le habían hinchado las mamas. Decía que se
convertiría en una hembra sana y fértil. Decía que yo… En fin. Todas
incongruencias de su malgastado cerebro. Todo un disparate, mi estimado Celantes.
34)
En una incursión a los abrevaderos le encontré muerto con
la mitad del cuerpo sumergido en el agua. Su rabo yacía inanimado y tieso como
el alambre.
35)
Día 1001. Sin novedad.
36)
Día 1.020. Sin novedad.
37)
Día 1.024. Han fallecido Anfiarao y Bión.
38)
Día 1.037. Muerto Esquilo. En los días sucesivos fallece
Cerníades. Después Demetrio. Después Sofronisco. Después el bueno de Menéxeno.
39)
Día 1.058. Soy el único que permanece con vida. No tengo
mucho que contar. Merodeo de un lado para otro y aprovecho a descansar dentro
Del Cubo. Allí escribo. Allí paso casi la mayor parte del tiempo. Me alimento y
bebo de lo que todavía no está contaminado.
40)
Día 1.079. Soy un viejo con muchas cicatrices en el alma
y en el cuerpo y no albergo ninguna duda de que el final está próximo.
41)
Día 1.088. Recuerdo mis uñas hurgando en la tierra y el
movimiento rápido de mi cola. El sabor agrio de la leche. Recuerdo el Cubo Azul
Cieno y la luz cegadora de los Soles la primera vez que abrí los ojos.
42)
Día 1.101. Me estoy volviendo loco. No tengo fuerzas ni
para morirme. Tan solo espero que generaciones posteriores no incurran en los
mismos errores. Este es el único propósito de todo cuanto he contado.
43)
Último día…
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