23 de septiembre de 2020

Un bosque negro



I

Un paraíso oscuro se retuerce sobre su propia cola negra
Una serpiente hambrienta de poder me susurra
Un insecto lleno de luz brilla y lo consume todo con su muerte sublime
Los bosques son negros y profundos como los ojos de mil cascabeles muertos

Antes de ser un muro o una flor negra prefiero dormir
Antes de prometer prefiero morir

Tengo que encontrar algo en el camino que me haga brillar
Como una serpiente de cascabel
Como un insecto púrpura
Te extraño

Tu alma huele como una flor en medio de un asfalto de carne
Un jarrón lleno de peces vivos lloran y gritan que se ahogan en su propia saliva

Todas mis promesas son falsas esperanzas para ciudades que nunca viviré
Ahora estoy despierto y es de noche
Nada es más importante que bailar de madrugada
Los ojos se me viran hacia atrás

 Tengo sueño
Tengo que dormir
Estoy hipnotizado
Será una noche larga…

El silencio de la nada abriga los oídos de los que duermen
 Pero yo me doblego y escribo
Los dedos fríos
Canicas alargadas de hielo seco

No quiero tragar pastillas para no dormir
No quiero tragar pastillas para no pensar
No quiero tragar pastillas para no soñar

El mundo se abalanza sobre mí
 Con sus rostros llenos de ira roja
Y en mi habitación dibujo demonios que me persiguen
Fantasmas que me susurran
Que me vuelva loco

ii
Pero no saben hablar mi idioma
Los huelo en la distancia
Son entrañables vocecillas

Son escoria divertida

iii
El horror se aproxima…

iv
Hay que estar preparados

v
Tengo una pistola de veneno verde bajo el bolsillo
Y un latigazo en la boca
Y una lengua negra
Dispuesta a destruir
A los que quieran jugar conmigo

v.ii
Me río
Todo me hace gracia…

v.iii
Y mis ojos
 Cuando los posee el odio
Son insoportablemente horribles

Estoy ciego de ver tantos rostros
Agotado de hablar tan poco conmigo
Te voy a matar mientras estés dormido

21 de septiembre de 2020

Monday

                    Un lunes por la mañana desperté después de un grandísimo sueño reparador y con bastantes esperanzas sobre la vida el porvenir y la gente amable que conozco: lleno de una felicidad indescriptible, afortunado por poder desayunar en cualquier cafetería de la calle principal, provisto de todos los placeres humanos, con la fe en Dios restaurada, la dicha de no estar solo en el universo, el cariño de unos padres envidiables, buena familia y amigos leales. Pero rápidamente y por desgracia también me encontraba terriblemente deprimido así que, pese ser las nueve de la mañana decidí seguir durmiendo hasta que la depresión se disipara un poco, las ganas de morir fueran lo suficientemente sólidas cómo para ahorcarme o simplemente estuviera meándome encima como un animal. Y tuviera que decidir si mearme encima y cortarme las venas de paso, porque hay que aprovechar cuándo un ser humano se mea para hacer el combo completo, o tener un poco de amor propio e ir al baño principal de la casa a mear como un Dios Griego. Es decir, sentado y meditando sobre el sentido último de la vida.

Cuándo desperté a las doce y media intenté darme ánimos sin mucho éxito así que por hacer un buen uso de la lógica formal de bachillerato y el buen vivir me arrastré hasta la cocina lleno de chupetones en el pecho y un terrible dolor de estómago, pálido como D me miré en el espejo y me di cuenta de lo mucho que echaba de menos a esa muchacha. Sin embargo, pese a haber tenido la discusión psicológica más absurda y terrorífica de mi vida no me encontraba con ánimos de imaginarla ni tampoco de pensar en ella así que me hice un café y dos huevos revueltos para desayunar. Es decir, la olvidé por completo.

Probé dos bocados y lo vomité todo. Pensar en D me hacía sentir incluso peor así que intenté pensar en su antítesis, la mujer que realmente destacaba de su familia. Su madre. Pero no. Tampoco me importaba mucho su madre así que no tuve más remedio que pensar en L.

El asunto de pensar en L me animaba bastante, parecía que cada vez que pensaba en ella algo en mí cobraba sentido, como una conversación pendiente o simplemente perder el tiempo... a fin de cuentas, tenía un problema bastante serio y era que yo necesitaba tener alguna relación superficial con esa familia. Me di cuenta que estaba muy enfermo cuándo me encontré a mí mismo razonando lógicamente mediante premisas reales categóricas e inapelables que en caso de que L no me quisiera en su vida siempre iban a haber alternativas para estar cerca de D. Pensé en la tienda de su madre, en ir a visitarla, pero, honestamente esa idea también me daba náuseas. Para eso mejor que vaya el asqueroso de M, él sí que podía hacer una labor envidiable, a ese hombre le encantaría mancharse las manos por amor.

Pensé en buscar trabajo en la construcción para que así, de alguna forma misteriosa y casual entablar amistad con su hermano mayor, con suerte podía convencerlo de que yo era una auténtica amenaza para su familia y también con algo de suerte podría romperme la boca y la nariz a la vez: terminar de una vez por todas desfigurado. Algo que, curiosamente, todavía no me ha pasado. ¿Alguien me explica porque nadie me ha roto la nariz ni la boca todavía? ¿Tanta buena suerte tengo que siempre logro esquivar a la gente agresiva? Luego podría ir al ambulatorio de Doctoral llorando diciéndole al médico de guardia que una chica muy hermosa y blanca me había agredido en la calle, no sé, algo para matar el aburrimiento. Pero tampoco me convencía el plan. Y pensar ya en su hermano de veinte años me parecía ridículo porque sinceramente eso sería caer bajo. ¿Qué culpa tendría un angelito como él de toda la mierda que su hermana hizo conmigo? Quizá podría hacerme amigo de I y entablar una saludable amistad masculina dónde dar largos paseos de madrugada hablando del sentido de la vida tuvieran todo el protagonismo, y con algo de mala suerte podría ir a algún asadero familiar. Pero tampoco me parecía un buen plan así que fui directo a la cama a seguir convaleciente y realmente hecho mierda porque la única persona con la que podía ser real sin tener que esconder nada de mi condición de psicópata era con D.

Aunque eso sí, cuándo la invité a casa y le mostré mi ordenador lleno de información sobre medio Vecindario quedó tan asqueada que me dijo que eso era de enfermo mental y que debía borrarlo todo. Prácticamente ordenándomelo como si fuera su jodida novia puta, ¿pero de qué coño vas infeliz? Como si fuera de pervertido coleccionar información..., cuándo en realidad era la mayor joya de información clandestina que se podía encontrar en toda la región. Ese día recuerdo que fue de las pocas veces en las que me di cuenta de que realmente estaba mal de la cabeza. Le lloriqueé un poco sobre el asunto, casi suplicándole que no me juzgara por ser así, pero ella estaba escandalizada así que para calmarla le dije de hacernos un porro. Y claramente aceptó.

El día había amanecido hermoso pero yo estaba demasiado deprimido cómo para hacer nada, ya cuándo me vi de nuevo entre las sábanas, desnudo y todavía adolorido recordé que lo único que me hizo poder quedarme dormido fue pensar en una chica que estaba conociendo. Y como un miserable infeliz abracé la almohada mientras me decía a mí mismo, casi con tono infantil que estaba abrazando a J. Lo admito, fue de las cosas más patéticas que he hecho nunca. Abrazar una almohada mientras me refugiaba en la idea inventada de que no estaba durmiendo solo. Pensé en el último polvo que había echado, en la boca de aquella mujer susurrándome jadeante que “la goma le molestaba”, que quería que la follara sin condón y muy rápido, pero que no me corriera dentro porque… por favor… no quería tener otro hijo más. Y yo calmándole como un subnormal, que no que no mi vida, que de verdad yo tampoco quiero eso, que de verdad nena no te quiero hacer otro hijo para ya de follar, me das asco, eres una sucia más, aléjate de mi camino, duerme de una puta vez y lárgate de mi casa. Eres lo peor, te aborrezco, a cuento de qué vienes a pedirme dormir en mi casa, por qué coño te crees especial, no toques mis cajones, no toques mi ordenador, duerme en la cama y yo en el sofá, no quiero dormir contigo, no quiero respirar el mismo oxígeno que tú, aléjate… que no, que no, que no voy a dormir contigo. No me toques. No me pidas mi número de teléfono. No vengas a mi casa a tocarme el timbre. No me pidas amistad, ni fidelidad porque no me importas, porque no significas nada, porque eres una persona humana con la que no comparto ningún vinculo real, porque para mí eres inferior, lo siento... Terminar de follar y decirle que si quería más y ella decirme que no, que estaba satisfecha que por qué no me corría y yo mintiéndole a la cara, que no era porque no me pareciera una mujer muy atractiva ni porque sus ojos fueran hermosos y pardos sino que, cuándo estoy follando y aparece en mi mente el rostro de D me dan ganas de matarme. Que si la agobio con todo lo que le cuento, que si soy una mala compañía que si estoy enfermo por coleccionar la Información de la gente y un largo y lamentable etcétera de soplapollas. Entonces D, me jodiste el polvo, jodida infeliz.

A las cinco y media de la tarde llamé a L para saber cómo le estaba yendo allá en la nueva ciudad. Me contó que estaba entusiasmado y yo le tomé un poco el pelo con bromas cariñosas. También aproveché para llamar a mi madre y decirle lo mucho que la quería y mentirle un poco porque honestamente si un buen hijo no puede mentirle saludablemente a su madre no es un buen hijo, sino un maldito egoísta que no sabe lo que una verdadera madre necesita. ¿Qué necesita una madre, jodido retrasado mental? Amor y Mentiras. Nada más y nada menos que amor y mentiras, porque una madre no va a querer saber que su hijo, fulanito de tal se droga, folla con madres, odia a toda la sociedad por completo desde camellos a policías, desde gente buena a gente mala, desde lugareños hasta extranjeros, etcétera y etcétera. Tampoco va a querer saber que su hijo es una persona a la que la gente tiene cierto recelo porque es simplemente a veces demasiado venenoso con lo que dice. Porque no es que sea malicioso, es que me he vuelto un puto perro cínico frío y calculador, casi que un puto engendro humano, alguien que no es que no sea de confiar sino que realmente es alguien en el que ni su madre, ni su padre; y ni siquiera su hermana… confían. Sólo Dios confía en mí, por eso siempre que puedo le rezo algún padre nuestro, no por compromiso, sino por lo que fuimos algún día. No por amor, ni por miedo; sino como aquel que se lava los dientes sólo para que no se le pudran de sarro y comida podrida.

Lo último que le dije a mi padre fue que quería que me pagara por mi silencio, que por cada hora que pasara en su casa sin decirle nada, para no alterar su maldita y cínica paz mental de santurrón mente cerrada, me diera 10 céntimos. Así a lo largo del día, calculando que son cinco horas por día, más el añadido de tres horas y el plus por parentesco, un euro al día le costaba soportar el polvo malnaciente que le echó a mi madre. Espero que al menos lo hubieras gemido cabronazo. En fin, cosas de gente realmente perjudicada.

Pero yo seguía en la puta cama intentando hacer algo con mi cabeza porque sino, muy probablemente iba a intentar colgarme de nuevo del hierro para hacer flexiones que tengo en la puerta. Sinceramente no sé por qué mi padre instaló eso allí hace más de 10 años, parece que de verdad quisiera que me colgara, lo único que me falta pedirle es una buena soga y una silla bonita d-dónde poner una foto de Daphne y junto a su imagen pixelada dar la patada final y de una vez por todas dormir en paz. Las pesadillas no me dejan tranquilo, los psiquiatras me comen los huevos y cada vez que hablo con ellos me doy cuenta de lo hijo de puta que soy, pero ellos no se quedan atrás siempre se las ingenian para querer colarme por encima de la cuchara alguna pastilla experimental. ¿Por qué no me dais anfetaminas, marihuana terapéutica y rivotrils y me dejáis todos en paz?, el amor de mi vida me odia, mis ex-novias no quieren ser amigas mías, mis amigas me miran extrañadas casi con deseo sólo por importarme un bledo que tengan coño o que estén demasiado ricas, me ven como una criatura rara, y es verdad, lo soy pero al menos no os meto mano disimuladamente y no es porque no estéis ricas, sino porque, por un lado me dais asco y por otro lado me la sudáis tanto que ni siquiera tengo el ánimo o el impulso de echaros un buen polvo, además, es cierto es que dicen que los buenos polvos son caros, primero invitadme a cenar algo decente si queréis que os coma el coño, no me lo restreguéis por la cara como si fuera vino fresco porque en realidad es coca cola de marca blanca. No sois la última coca cola del desierto, ni tampoco sois cocaína, lo que sois es simplemente género humano, ganado, patético y miserable género femenino que desea y quiere ser escuchada por un hombre de verdad..., pero por suerte para eso tenéis a vuestros putísimos novios, a vuestros amantes, a vuestros amigos retrasados y a vuestros chulos que os dan droga y os compran golosinas mientras cuidan a un hijo algo imbécil que no sabe comunicarse con los demás niños de su edad. Ojo, no lo digo con maldad sino con bastante sinceridad. ¿Que por qué soy tan extraño? Porque os veo la cara de hipócritas, hijos de puta. No porque sea un mal tipo, sino porque me conozco todas esas máscaras de sobra. Y a mí, que voy sin máscara últimamente no me podéis decir la verdad a la cara porque sólo escupís incoherencias que para mí no tienen ningún sentido. Luego os quejáis de que os aburrís, pues id a refugiaros en vuestros novios y dejad de tocarme tanto la polla que yo estoy bien sin tener que ensuciarme las manos. No sé, llamadme maricón si queréis, pero qué queréis que os diga el otro día un amigo muy cercano me dijo que no sabía qué era más noble si engatusar a media ciudad como el anormal de V, olisqueando óvulos como un depredador o irse de putas como más de la mitad de la población mundial. Me dio mucha pena y le dije que siempre es mejor ser gato que maricón, porque para pagar por follar hay que ser muy mierdas en la vida. Se enfadó un poco conmigo porque, el dilema aunque estaba bastante claro para mí, era demasiado doloroso admitirlo para él. Luego intenté darle razones, pero seguía confundido. Me hice un café y le intenté llamar por teléfono pero estaba demasiado ocupado con su novia, su perro o la nueva amiga de turno. No es mal tipo, pero tampoco es un tipo con el que pudiera explicarle toda mi filosofía de vida respecto a las mujeres, los machos alfas, los chulos, las putas, los extorsionadores, los simples ladrones baratos de Vecindario o los locos de verdad.

Cogí el libro sobre política estadounidense que me había comprado en Worten e intenté leerme un capítulo sobre la marcha y el poder de Trump, pero ni siquiera tenía ánimos de leer un buen libro de comedia. No tenía nada en el estómago y seguía perjudicado de los porros, alcohol y pastis que me había metido la noche anterior. Lo único que podía salvarme era un buen polvo o una paja sin escrúpulos con la cosa más sucia que pudiera encontrar en Internet, osea algún vídeo dónde saliera mi deliciosa madre latina, pero ni para eso tenía energías. Así que apagué el ordenador y me bebí medio litro de agua seguido para que el estómago dejara de darme tanto por culo, me lié un cigarrillo y casi vomitando hiel terminé de entrar en razón. La resaca me duró bastantes horas, casi que todo el día lunes. Un desastre por completo porque tenía pensando hacer algo productivo, escribir alguna carta, enamorar a alguna chiquilla, dar un largo paseo, visitar las ciudades próximas, fumarme media caja de tabaco en San Rafael o ver a mis amigas M y S. Que, pensándolo bien, soy yo más amigo de ellas, que ellas de mí: un auténtico absurdo, supongo que la cosa cambiará cuándo les invite a porros, cerveza y las lleve en coche, pero es que ni siquiera eso me hace ilusión. Ya que, objetivamente, nunca he sido un pagafantas, ni tampoco lo seré nunca. Por eso me río tanto solo por la calle, porque mientras todo el mundo está intentando encontrar su avatar fidedigno a su realidad inmediata yo he encontrado el mejor avatar de todos y nadie me lo va a poder quitar nunca. Y digo más, nunca os lo diré en la puta vida.

Me asusté cuándo salí a comprar tabaco y me fallaron las piernas, cualquiera que me hubiera visto hubiese pensado que me habían violado la noche anterior, en la ciudad de Doctoral, cerca del asadero criollo dónde vive un tipo que cada vez que me ve se babea y moja encima al verme el hermoso culito inca que tengo. Estoy harto de esas miradas lujuriosas y patéticas. Como si fuera a dejar que me metiera mano algún puto chulo arrogante o algún sucio depravado sexual malfollado, ¿pero en qué puto mundo vivimos?. Puto mundo, ¿no os dais cuenta que mientras vosotros sois mariposas hermosas llenas de vida, o en su defecto, hermosas Larvas retorciéndose en vuestras propias tumbas yo soy una maldita cucaracha que ni siquiera el puto anormal retrasado mental hijo de las mil putas enfermo chupapollas nacionale de R el paranoias podría pisar libremente?

Llega mi padre del trabajo, sigo en la habitación escribiendo alguna tontería, leyendo muy de vez en cuándo el Ig mientras planeo mi próxima jugada social. Al final uno se cansa de tener que hacer tantos malabares para encajar en una sociedad tan gris e inservible que sólo puede uno pensar que tienes que hacerte el tonto y ceder ante la presión de la gente, hasta el punto en el que nada te parezca real y todo te parezca un dolor de cabeza. Con engaños me meto en la ducha. Abro el grifo y lleno la tina mientras reflexiono sobre el sentido último de la vida y me doy cuenta que lo único que tiene un valor similar al del nacimiento de un hijo o el amor de una madre es follar. Y no hablo de folleteos existenciales y burdos, sino de follar mirando muy de cerca y casi con lupa los ojos de las mujeres que desean algo de ti. Hablo de follarte por completo almas, no a sus cuerpos que en sí son sólo herramientas que usan los seres humanos para expandir sus horizontes mentales y demás parafernalia aburrida y dogmática. Me digo a mí mismo: Sergio, si realmente quieres sacarle provecho a la vida, hacer las matemáticas correctas deberías estar cachondo como un perro y follar con cualquier cosa que se mueva por la ciudad, cualquier cosa que sea mínimamente aceptable, es decir, alguna chica que de verdad quiera follar porque para perder el tiempo con madres que tienen hijos o niñatas que sólo quieren demostrar que ya son adultas y follan, podrías estar follándote a la jodida Kristy G, un auténtico pibón, o saliendo de discotecas y engatusando guiris hermosas. Al fin y al cabo tengo sangre latina y esa mierda apesta a leguas. Sin embargo, yo no soy así. Aunque el retrasado mental de E se encargue de llamarme maricón todas las veces que me ve, o que su séquito de arrogantes amigos le den cuerda y le rían las gracias a mí me importa un auténtico carajo porque sé qué tiene un valor auténtico y qué no. Cuándo una mentira es verdad y cuándo una Verdad es una Mentira intoxicada, por eso, en realidad, me siento muy seguro en el mundo en sociedad porque sé leer su auténtico significado. Lo último que me parece realmente enternecedor fresco y hasta un punto realmente embriagante es leer y ver fotos de chicas rusas en Ig. Pese a tener un buen diccionario de ruso en casa, me encanta no entender nada, ni poder leer entre líneas, ni tener la necesidad de hablarles, sólo degustar todo su arte, su belleza casi divina, y disfrutar de algún ocasional y liviano sexo psicológico:

Yeah, ur nice but sometimes i dont have any chance to say nothing. Y, i know, i m weird.., i love u 2, but mi a fucking psycho. Y, y, y, i feel the same. Y, i feel it. Y, idk, life sucks. Y, i love cooking too, but i hate eat. Y, ur amazing for me cuz ur just an abstraction to me, it means, i dont like u, but i love u. Cuz ur really strange and exotic for me, and i never fly out to see you in ur lands. Y. Im not sad, i m just an anormal boy. Thats nice, i love anime too. No, no, i m not a smoker, i m smoke and death. I love u 2 babe, but ur not my kind of woman. Sorry for that, ur just shit for me. I know, Or. Ur a fucking flower borning in middle of the crap and the fucks of ur parents, but, u know? Thats not my problem. Y, i really missing you but not today cuz today i will shoot my head with a friends gun. Cya later my love, really loving u enjoying this time fucking around our minds. Dont ask for me if i not writte u anymore cuz i was in a psycho house, or dying in a nazi house, idk, i m just a trashcunt crying and crying during sex. I hate my life, my dad, my mom, my sister… I hate all things in my life. Well, i like smoke and sometimes fucks, but now i m just wanna to sleep until no morning comes. Bye bye, and fuck u anyway,

Note: listen this song, is for u my darling: Archive-Fuck u

Vorj


En realidad nada tiene tanta importancia cómo pudiera parecerlo, por eso cuando me duché a consciencia mientras jugaba con la pistola de gas resolví como una gran idea salir a dar un paseo. Me vestí de blanco e incógnito y salí a mirar a todas esas bestias humanas que habitan la ciudad. Como quién sale al zoológico, ¿sabéis? Cómo aquel que dice, un día lunes me voy a ir de zoológicos.

Me dais asco, pero la verdad es que sin vosotros me aburriría mucho. Por eso cada vez que paso cerca de vosotros y hago una mueca no sabéis qué estoy pensando, ni tampoco lo vais a saber nunca, y eso me hace tan feliz que sólo puedo reírme en vuestras caras, jodidos humanos de tres al cuarto. Porque mientras vosotros pensáis que soy raro yo estoy calculando cuál sería vuestra muerte ideal, dónde hay un coche que os pudiera atropellar o simplemente excitarme con la idea de que muy probablemente aquel muchacho al que le hacéis mamadas os esté engañando con alguna pechugona de Ig. Por eso, mientras escribo estás lineas me muerdo los labios de auténtica satisfacción. Porque yo no fui mamá, yo no fui quién vendió su alma al demonio sólo por poder echar un polvo, y mientras voy ganando fuerza espíritu adrenalina y testosterona siempre tendré una carta blanca para poder irme de esta sociedad sin pagar ningún precio. Como si es suicidándome, follándome a la novia de algún colega o simplemente ingresándome voluntariamente en el psiquiátrico. Aquel lugar mágico dónde todo es más liviano y nadie te molesta, porque, vamos a ser francos, vosotros sois unos pringados y yo soy un puto Dios emergente que poco a poco os irá comiendo la cabeza hasta tal punto que me tendréis pánico de sólo verme, porque si yo os contara qué se pasea por mi mente probablemente querríais matarme en ese mismo y puto momento. Yo no soy un monstruo sólo soy alguien demasiado perfecto, arrogante, narcisista, cínico y cruel que mientras se fuma vuestra droga, y sonríe amablemente… tiene una lista negra de gente a la que voy a matar antes de pegarme el tiro final. Porque yo sé reconocer quién me ha ofendido lo suficiente cómo para pagar con su vida por ello. Así que yo os digo, mientras estoy en la ducha intentado bautizarme por novena o décima vez que al próximo sujeto que se ponga delante mío e intente aprovecharse de un pobre muchachito como yo… ¡já já já!, vais a ver vuestra alma ardiendo en el más profundo infierno terrenal, porque no os confundáis, yo no soy malo, yo soy pura maldad. Y disfruto con vuestras pequeñas tragedias familiares, con vuestras tristezas, y con vuestras miradas patéticas y asustadas sobre la vida. Porque, queridas camaradas mías, vosotros tenéis una sola partida en este mundo y yo ya tengo un plan B para cuándo me canse de soportaros. Y me atrevería a decir que tengo incluso un plan C, y un plan D. No podéis derribarme con injurias y mentiras, el único rey psicópata de esta ciudad soy yo, y vosotros me debéis lealtad o por lo menos el derecho de follarme a vuestras novias. Mientras que vosotros tenéis algo que perder yo no tengo nada qué perder, no tengo ni siquiera pudor ni tristeza al admitir que moriré preso o moriré en un psiquiátrico. No me abruma tanta gloria, deberíais estar contentos de que esta bestia humana sea tan razonable. No me miréis mucho a los ojos cuándo me veáis por la calle porque si logro pescar en qué estáis pensando os voy a seguir hasta vuestra puta casa, y aunque tengáis dos perros enormes y negros, un guardia civil en la familia, o vuestra mafia sea demasiado poderosa yo tendré siempre la carta líder, que es la carta de la muerte. Y no dudaré en usarla porque, obviamente, el fin último de las cosas es morir por orgullo. Y obviamente, moriré pronto… antes de que me muera del asco. Me queda menos de un año para tener 27, y si no he logrado nada antes probablemente empiece a jugar ya no con la mente de los pobres infelices que me cruce por el camino, sino también con sus cuerpos. Dejadme en paz, follaos a vuestras putas y dejad de silbarme por la puta calle porque lo detesto. Dejadme en paz o saldré una noche de estas con media policía detrás, dispuesto a matar alguien. Porque el que avisa no es traidor y el que llora no mama pollas negras. Te voy a matar hijo de puta, cuándo menos te lo esperes. Y ni siquiera me va a hacer falta tocarte, te voy a matar psicológicamente. Y nunca más vas a poder a gesticular ninguna sonrisa de gratitud, felicidad o agradecimiento. Así que, querido nene, aléjate antes de que sea demasiado tarde. Porque mientras tú tienes un arsenal en tu casa, y media ciudad de tu lado, yo tengo un nombre, una dirección y un código postal en el que depositar mi cadáver, el mio propio, y no el tuyo. Cuidado con jugar con putos psicópatas porque esa gente como yo, no quema ni mata, sino que destroza todo lo que amas hasta el punto en el que lo único que te alivia es pensar en morir. El suicidio, lejos de lo que piensa la gente, es como un resfriado, se contagia cuándo uno menos se lo espera. Y si no mueres por un resfriado, probablemente puedas morir de Co-vid. Mírame a los ojos cuándo te hablo jodido infeliz, yo Vorj, soy el que te va a joder la vida para siempre. Así que más te vale aprovechar ahora para hacer todas las bromas que quieras, todos los toqueteos que quieras, todas las humillaciones y todas las gracias que tengas en mente, sáciate ahora porque el precio será muy caro y mientras esté en mi momento rojo y supremo desearás haberme conocido de vista y no de cerca. Por eso mismo, y porque me entretienes, te quiero mucho y que Dios te bendiga, patético hombrecillo graciosillo y arrogante. Jaque mate.



 

20 de septiembre de 2020

Un día de playa

Llego al trabajo y el nuevo jefe de turno me dice que tiene que hablar seriamente conmigo. Le miro a los ojos y le digo que sí por supuesto, pero que primero tenía que arreglarme la camisa del trabajo y peinarme con esmero. A fin de cuentas es importante la imagen personal cara al público consumidor de alcohol.  Dice que tengo 5 minutos contados. Asiento con la cabeza y voy a los aseos. Me estiro el cuello de la camisa y me peino con esmero; dejándome un tupé algo maricón y sonriendo con fuerza, preparando la boca para las respuestas, para escupir, fumar y trabajar. Para ser un buen camarero respetuoso y fiel a la empresa. Al fin y al cabo todavía tengo una de esas camisas negras que te dan al empezar el curro. Y sinceramente amo este trabajo tan humilde sacrificado y frenético que tengo. Un lugar en el que el niño se hace hombre y el hombre se hace viejo.

Salgo del baño y me encuentro al jefe observándome. Me acerco a él. ¿De qué quería hablar señor? Enciende un cigarrillo con tono chulesco y me dice que la próxima vez que alguien hablara mal de él, o que dijeran que su madre era una puta iba a haber gente en la calle. Quedo sorprendido, absorto, roto y bastante incrédulo... ¡que su madre es una puta!: primera noticia que tengo al respecto caballero, pero que si su madre era una puta me daba igual, que si una puta... Respiro hondo; una puta, tío. Le mantengo la mirada. Lo único que he dicho, le digo con seriedad, es que eres un cabrón, pero a tu madre ni la he tocado ni la he mencionado. Pero supongo que si lo dices será por algo. Y la verdad creo que yo no tengo la culpa de las decisiones que pueda tomar una mujer triste solitaria y algo guarra con tal de mantener a su hermoso hijo varón de 27 años saludable y bien alimentado. Ya sabes, las mujeres de hoy en día son capaces de hacer cualquier cosa por la gente que aman de verdad, y tampoco es deshonroso ser puta en esta sociedad, al contrario, deberías sentirte honrado de tener contacto con un gremio tan interesante como lo es el de las trabajadoras sexuales de las Islas Canarias. Es decir, si tu madre es algo puta y tú camarero lo mejor que te podría pasar, pienso, sería hacerte taxista. Así podríais hacer la broma familiar en todas las fiestas y cumpleaños de la familia. Una madre puta y un hijo taxista, no sé qué coño haces perdiendo el tiempo trabajando de Gobernanta. Piénsatelo bien tío, porque estás perdiendo dinero, además, dime una cosa, ¿no te gustaría acompañar a tu madre en ese viaje? Humildemente pienso que lo mejor que podrías hacer sería chupar algunas pollas y dar el culo para que tu madre no esté tan sola ni tan triste, así al menos os podríais reír juntos de los clientes, de los viejos verdes, de los empresarios gordos y en fin, de todos esos fracasados que necesitan una puta para poder echar un polvo. Pero en tu caso, querido Jefe, lo mejor que te podría pasar sería enamorarte de esa profesión antiquísima y sagrada como lo es la prostitución. Además, dado tu aspecto hermoso y delgado, no te faltarían nunca clientes para ganar mucho dinero con un simple gesto. Abrir la boca y dejar que mi pequeña sudada marrón y caliente polla entre por tu boca. Es más, podría pagarte mi sueldo entero a cambio de una mamada. ¿Por qué no te lo piensas? Quiero decir, ¿cuánto vale tu boca? No me vayas a decir que por 500 euros no me la chuparías, eh pillín, que el dinero es dinero. Y te trataría con respeto. No te eyacularía en la boca, claramente, sino en la cara, para que te hagas una máscara facial y mientras guardas los billetes en el bolsillo y te restriegas toda mi lefa en la cara yo me sacudo la polla... podemos hacernos hasta amigos, quién sabe. Una nueva relación laboral, nacida del respeto mutuo y el respeto, además, a ti te podría permitir llamarme hijo de puta.

Luego lo veo muy afectado, bastante jodido y triste, y siento algo parecido a la lástima. Y me doy cuenta que algo que he dicho le ha hecho daño, y lo menos que quiero es hacerle daño a un patético ser humano frágil y atormentado. Le digo firmemente que lo menos que quisiera sería faltarle el respeto, que si fue así, me disculpaba categóricamente. Me responde que no pasa nada Sergio, pero que al próximo que hable de su madre estaba fuera del trabajo. Asiento con la cabeza, bajo la cabeza, le digo que sí jefe, y regreso al office a lavar algunos platos mientras pienso para mis adentros que su madre, sea quién sea, probablemente fuera una puta. Me intriga saber de qué categoría de puta estamos hablando. Tampoco me ofendía pensar que su madre fuera puta o lo que Dios sabe que fuera, pero me dolía ligeramente pensar que ese pobre hombrecillo delgado y estirado sufriera porque alguien en el trabajo dijo que su madre era, por desgracia... una puta.

Salgo a limpiar algunas mesas y a catar el ambiente, ya sabéis, despejarme un poco... bromeo con los clientes, que si la comida está muy caliente: presenten una hoja de reclamaciones, que me encantaría ver a mi jefe con la cabeza hinchada gritando que yo era un hijo de puta. Se ríen, me río con ellos: le molesto, caballero le puedo limpiar la mesa por favor. Sí, joven, muchas gracias. Caramba el paño huele bien, huele a limpio. Claro claro, soy un profesional, nunca apestan mis manos, fumo un cigarro y sonrío mientras me cago en los muertos de ese fulano.

Después de un rato empiezo a cabrearme de verdad, ya no porque me amenazara un miserable retrasado mental con echarme a la calle por llamarle hijo de puta, algo que me hubiera gustado hacer en persona, sino porque su tono era soberbio y engreído. Algo que no tolero de la gente. Le digo que tenemos que hablar. Me dice que cuando se desocupe la caja hablaremos. Voy fuera, me lío un cigarrillo y le digo que quiero la baja por renuncia, me pregunta que por qué, le digo que me dan asco los hijos de puta. Se pone rojo de rabia, fumo con fuerza y me dice que allí mismo tengo un puto folio en blanco, que escriba mi carta de renuncia. Sé que me la van a jugar, sé que quieren hacerse los listos, el contrato era basura desde el principio, papel mojado, una trampa para bobos que tuve que aceptar sólo porque sino a mi madre le hubiera dado cáncer por segunda vez. Y creo, no lo sé la verdad, que está feo eso que a una madre le de cáncer por segunda vez.

Me siento ya en la mesa, y ya con autoridad, saboreándolo, escribo:

Yo, Sergei, con dni cincuenta y tres x x x presento mi baja voluntaria porque el clima de trabajo es insoportable y aunque hago una labor impecable, tengo un trato excelente con los clientes y mi elegancia es notable no estoy dispuesto a soportar que el nuevo jefe se haya enamorado de mí, y con formas extrañas y comentarios de dudosa categoría insinúe que quiere que trabaje más que el resto. No me parece mal que engañéis a los jóvenes con horas extras y horarios que no pagáis a tiempo, pero sí es cierto que como lo hago todo bien, me parece absurdo seguir perdiendo el tiempo aquí. Espero que encontréis gente hambrienta de unos pocos euros que podáis engañar con total libertad,
Un saludo,
Sergei

Después firmo la carta de renuncia, me amenaza con los quince días restantes, y salgo a fumar un puto cigarrillo más, mientras escupo en la puerta del local y pienso en qué hacer. Llego a casa, me hago un café y me pongo a ver las noticias mientras pienso en que lo ideal sería fumarme un porro y cagarme en la puta de su madre. Aunque sinceramente me hacía más gracia lo que le había escrito en el papel de renuncia que su cara cuando le llamé hijo de puta. Así que estaba satisfecho. 

Aguanté durante varias semanas el impulso de ir al local a estallarle las jarras de cristal contra el suelo, quemarle las sillas y reventarle la nariz a cada uno de todos los camareros de los 100 Montaditos: vamos, hablando en plata, el impulso de volverme loco. Aguanté con mucho tacto... casi psicótico... hasta que después de un mes y medio me llamó el flacucho este hijo de la grandísima puta y me dio unos cuántos euros más. Cogí la pasta y me fui a la máquina de tabaco a comprarme un paquete de Camel y me fumé cinco cigarros seguidos hasta que cogí el barco para ir a ver a mi madre. Por desgracia, otra puta más.

Allí me esperaba ella, que si era su hijo querido, que si me amaba, que si la había echado de menos, que si mil hostias seguidas, asentía y sonreía, y lloraba por dentro. La llevé a beber vino a un pub que le gustaba mucho al que solía ir con su novia, y luego a escuchar música en vivo; bailé con ella, le hice bromas y luego al llegar a su casa de madrugada me puse a conversar con Z por videollamada. Después de cumplir como todo un buen hijo decidí que me merecía el gusto de hablar con una mujer de verdad como Z, alguien increíble y llena de vida, quizá la mujer más hermosa del mundo entero. Y no sólo hermosa sino que también inteligente, sublime y humana. No como yo, que, en el fondo, carezco de empatía real porque para mí todo es carne matemáticas odio y poder.

Mi madre me jodió la noche diciéndome que tenía que irme a dormir y que me tomara las pastillas que me recetó el doctor, la mandé al infierno y a freír espárragos a la vez, le dije que se metiera en sus putos asuntos y que dejara de tocarme la polla. Se enfureció mucho y me dijo que me ordenaba que le obedeciera, pasé de ella y seguí charlando con Z hasta que empezamos a hacer brujería juntos. Yo le indicaba los pasos de sangre y de saliva y ella los seguía. Nos calentamos un poco y terminamos teniendo algo de sexo virtual. Se calmó el asunto y después seguí guiándole hacia el viaje del sueño. Estuvimos en total dos días sin dormir, y  sin consumir drogas.

Me aburrió tanto que mi madre quisiera tenerme de nuevo atado a sus pies que cogí un barco de vuelta para el día siguiente. Estropeando, por desgracia, la semana de vacaciones que quería obsequiarme. Sólo para molestarla le dije que podría ser una buena idea vivir juntos. Pero su cara de terror fue tan grande que me hizo llorar de la risa. Luego lo entendí, mi madre me tenía miedo, asco y amor a la vez. Todo un cóctel increíblemente delicioso y triste. Aunque mis deseos eran sinceros, vivir juntos, mientras trabajaba en alguna mierda cerca de su casa, la recogía del instituto al acabar sus clases de Bachillerato, y luego a cocinar juntos... Ella se pensaba que todo se podía solucionar con dinero, pero la verdad era que lo único que se puede solucionar con dinero es la reserva en un funeral.

Más tarde llegué a casa y hablé con el viejo, le conté lo que me ocurrió con mamá. Claramente le mentí en todo lo que pude para que no me dijera luego que mi madre era una guarra. Estaba cansado de esa partida de tenis perpetua entre él y mi madre, los descréditos y toda esa basura tóxica de las parejas que se rompen después de 30 putos años de aguante y farsas, torturas mentales, vejaciones y humillaciones psíquicas. Lloré un poco también, (sólo para disimular) le di un apretón de manos a mi padre y cumplí todo ese ritual bobo compasivo de amor, lealtad y confianza familiar. Osea, que en realidad, nada de lo que le conté le importó un carajo. Porque estaba muy ocupado con su vida personal, con su nueva novia, con sus mierdas de siempre. Que si la música, que si la televisión, que si el trabajo. Papá, dame dinero y déjame en paz. Mientras el hombre escuchaba y se mantenía firme, inexpresivo y seco... yo no podía dejar de pensar en Daphne. Quizá, una de las pocas mujeres a las que definitivamente amé abiertamente.

Que cuánto la quería, que era lo más importante de mi día a día, que era la mujer perfecta en cualquier situación y para cualquier hombre, que admiraba su valentía y su coraje para defenderse de su familia demoledora... no sé, que la amaba con toda mi puta alma púrpura, que me quitaría la vida por ella, no era broma. Se lo dije varias veces, "cariño, cuándo te aburras de la vida y te quieras matar avísame y nos vamos los dos", "mi vida, si alguna vez te quieres matar, vayámonos juntos, así no estás sola en ese tramo final",  "cariñito... no pienses en la muerte, sino más bien en la vida que es muy hermosa, tanto como tú lo eres", y todas esas cosas que se suelen pensar cuándo uno realmente ama a una persona sin importar lo muy sucio que juegue sus cartas. ¡Demonios!, qué asco y además mucho de etcétera ad nauseam también.

Meses después Daphne me mandó un mensaje por Ig diciéndome que el vaper me lo iba a dar su amigo M. Porque, tal como parece el único de los dos que tenía ovarios de hablar las cosas cara a cara como adultos era yo..., te creía más adulta la verdad. Mientras que ella era sólo una niña que se escondía de mí, y que, en resumidas cuentas, no quería tener ningún contacto conmigo... en fin, qué se le va a hacer; al menos, dile a tu hermana que tengo Rivotrils, Porros, Marihuana y mucho Speed: de alta y suprema calidad y obviamente, gratis para mis amigos... sólo para mis amigos por supuesto, porque tal cómo parece ni tú ni yo vamos a volver a ser amigos nunca más. Te quiero mucho Daph, pero por favor, al menos, ten la decencia de quemar todos mis dibujos, cartas y obsequios porque, te juro por Dios, que en tus manos, para mí, son la más brillante patética y lamentable mierda que puede haber en tu casa. Y si no lo quemas, al menos recicla y tíralo al contenedor azul. Cosas e intimidades que nunca debí haberte contado. Hasta nunca y que tengas un gran día de playa en la piscina natural frente a tu casa. Nunca te olvidaré porque sé que cuándo pasen los meses y yo vuelva a tener todo el poder infernal que siempre he tenido vendrás hacia mí para decirme que te sientes afortunada por comer un puto crossiant en una puta cafetería de mierda. Porque, desde que tienes billetes en tu bolsillo para ti todo es cuestión de dinero, mi niña. Y la vida no es dinero, sino lealtad. 

Y yo que te lo di todo; desde mi puta alma frágil y moribunda, hasta el más delicado y sincero de los llantos y abrazos que jamás vas a volver a recibir en tu maldita y cínica puta vida...  jamás correspondiste ninguna de las intimidades y miradas a los ojos que siempre te otorgue, ¿y sabes por qué? Porque simplemente estaba gorda, por las pastillas y la depresión que me dejó hecho polvo. Pero no te preocupes nena, ahora mismo estoy volviéndome cada vez más y más hermoso... y cuándo me veas por la calle, de la mano de la chica que te gusta, o cogido del hombro de los amigos que tanta lealtad juraste proteger y que amas, allí sí que me voy a reír yo; y no de ti, por supuesto (porque a ti te amo), sino de la situación que tú misma has creado... cómo cuándo nos vimos las caras en el parque de los frikis y tuviste la grandeza humana de mandarme a tomar por culo. No te confundas, no eres leal a los amigos de verdad como yo, porque dices que te agobio, que te cansas de mí, y mil tonterías que te has inventado... eres una persona algo retorcida y cruel, y eso, por desgracia, no me disgusta, al contrario me encanta, porque tú me encantas, me eclipsas, me llenas de la más arrogante necesidad de contemplarte y amarte y odiarte y maldecirte y desear oler el aroma de tu cabello, mirar tus ojos, absorber tu alma, besar tus labios, odiarte  más y más y más, escupir al cielo y mandarte rosas cuándo te rompan el corazón por quinta o novena vez... así que, te espero aquí, con los brazos abiertos, querida mía, para cuándo quieras contarme tu vida, beber una cerveza, o lo que te de la puta gana. Tú misma has querido que esta relación se rompiera, eso sí, no vengas después a pedirme explicaciones por lo que cuento o no en mi Catedral. No me debes lealtad, ni yo a ti, y los meses que salimos juntos de Raves, de paseos, de madrugadas, de noches, de frío y de amor sólo son un espejismo de todo lo que nunca vas a poder tener en la vida con nadie. Porque seguramente nadie te vea como te veo yo. Porque no creo que nadie te valore como te valoro yo. Porque, ¿sabes una cosa Daphne? La gente miente mucho sólo para que las chicas hermosas como tú abran las piernas, y el latino de turno mierdecilla seca engreído bisexual flacucho hijo de puta mal nacido y arrogante te sobe la pierna delante de todos, como si tú fueras una vulgar perra más del montón. Y yo, pese a toda esta mierda que me dejas de herencia te digo una cosa:

Te amo, cariño.

Nota:
A, por favor, deja de hacer el imbécil y vuelve a hablarme de una vez, no seas marica que sé dónde vives. Y estoy a un vuelo de Madrid, así que cuidado, porque cuándo menos te lo esperes estaré allí en tu lugar de trabajo con una navaja, un mechero, speed y un revólver cargado. Te quiero A, pero vuelve a mi puta vida ya, no han pasado ni 10 años y parece que llevamos un siglo siendo enemigos...

17 de julio de 2020

Kramer


II
Me gustaría coger una escopeta y acribillarlos a todos. Me gustaría entrar en el instituto de una patada y asustarlos a todos. Luego sonreír agónicamente y pronunciarme hacia todos y matarlos. Me gustaría reventarlos a todos a puñetazos hasta que no sienta las manos. Y no tendría piedad con ninguno de ellos. No me sacan de quicio, es que he perdido la paciencia. Podría llevar un cigarrillo mientras carcajeo con sobrada agonía. Que me miren aterrados y me supliquen perdón. Oh, lo siento mucho no quise hacer llorar a esa chica. Acercarme al profesor de turno y decirle que es hora de hacer las maletas, que suplique por su vida. Que llamen a la policía. Vámonos de aquí. Qué demonios has hecho. Esto no está bien. No tengo valores, no tengo miedo, no tengo estómago, estoy disfrutando mi último aliento...

No mataría a nadie, se hace tarde, que el gilipollas aquel llore, que vea lo que hace un auténtico hombre. Apuntarlo con el cañón, ¿crees en Dios? Se mea encima, tose y dice que sí. Me río, me río fuerte. Pide perdón, puta. Se disculpa, le veo a los ojos, está aterrado. Vámonos, te digo. Nos vamos, nos alejamos de allí. En el umbral de la puerta se ve a dos profesoras valientes intentado defender el instituto. Moveos, les digo. Intentan sujetarme. Chillo y camino de espaldas. Te digo que sigas adelante. Luego te comento que será un paseo corto, que te voy a echar de menos. No entiendes nada. Pero yo sí. Te sonrío, enciendo un cigarrillo y te confieso. No hay nada qué temer, tú sólo sigue caminando y cuando te aburras de todo esto duerme duro. Esbozas una sonrisa increíble, me derrito por dentro, esos ojos, esa dulzura. Si en realidad, la verdad, te digo, me caes muy bien.

Doy unos pasos, llegamos a la calle secundaria. Evitemos las principales para que el paseo dure más. Se escucha movimiento, coches frenando rápido. La policía es ágil cuando le sale de los cojones. Te llevo de la mano, allá hay mierda, y yo tengo un arma. Te contagio la carcajada, me pregunta qué va a pasar. Te digo que voy a dormir. ¿Dónde? Pronto, y eso duele. No te creo, no te creo. Todo mi amor con tu alma, que ningún gilipollas te haga llorar. Me cuentas que ese chico es bastante agradable, que te cae bien aunque a veces te mira extraño. Sí, conozco esa mirada. Escucho un grito llamándome por mi nombre. Luego otro más, una advertencia. Me pregunto si debería matarme o matarte. Me carcajeo. Qué va. Cómo voy a matar algo tan hermoso como tú. Me pregunto si debería matarme o matar a alguien. Me giro.

Aléjese de la chica.

Me carcajeo. ¿O qué?

Aléjese, hostia.

Me relamo, asiento con la cabeza. ¿Tengo miedo o tengo sueño? ¿Qué hora es? ¿Habré dormido más de dos horas en dos días? ¿Habré mordido la manzana prohibida en dos días? ¿Habré muerto en dos horas?

Cariño, si me quieres aléjate. Si me odias quédate. Porque si fallan y sigo vivo la gente me odiará de verdad. Porque no habrá marcha atrás. Porque no podré parar de destruirlo todo. Porque si mueres y sigo vivo será la gota que derramará mi copa, y allí sólo quedará absoluto odio que me abrigará y me volverá completamente loco.

Me voy.

Te echaré de menos.

Tiro el arma y me acerco al policía. Le sonrío. Que valiente es usted señor agente. Horrorizando a un pobre muchacho como yo. Que sí, que no está para tonterías, que sí, que si sé que he hecho mal. Tomo pastillas, hijo de puta. No me toque o habrá sangre y no será suya y será su culpa. Y se quedará sin trabajo toda su vida. No me podéis tocar, estoy loco, mi sangre es química. No podéis jugármela, porque yo siempre estoy jugando. No podéis hacerme nada, sois escoria, basura absurda y amargada que sólo quiere retorcerlo todo para cumplir un deber terriblemente absurdo. Tendríais que acribillar a balazos al hijo de puta que hizo llorar a una chica, no a mí. Tengo una rosa en el corazón y es negra. Tengo una espina clavada en la sangre y es química. Tengo un ojo en la frente y no es tuyo. Tengo veneno en los labios y es para ti.

El silencio lo envuelve todo. El policía baja el arma y me dice que me de la vuelta, le obedezco. Me giro y cuando va a esposarme le digo. ¿Cuál es su nombre, señor agente? ¿Le gusta la buena vida? ¿Le gusta beberse una buena cerveza al acabar el trabajo? ¿Le gusta saborear los días festivos? ¿Sabe acaso quién coño soy yo? Así que mucho cuidado al esposarme porque si no habrá sangre, y no será la suya. Ni tampoco la mía. Porque si derramo una sola gota de sangre… si de mí sale alma roja juro por Dios y por los demonios que rondan mi cabeza que no voy a ser tan razonable.

El agente me esposa con mucho cuidado de no hacerme daño. Pero forcejea un poco con mis muñecas. Lo cual me enfurece y me giro hacia él. Cuidado con la gente que está loca, le digo. Los lunáticos como yo, tenemos la mala costumbre de tener muy buena memoria y de ser muy rencorosos. Y alguien sabrá su nombre, y alguien sabrá cómo joderle. Porque yo no voy de farol, yo estoy loco y tú no. Lo único que tengo que perder es mi vida, y tú no. Lo único que tengo que hacer es morir para joderte la vida, y si muero yo, morirán inocentes. Mucho cuidado con morderme muy fuerte. Con estrujarme la mente a navajazos psicológicos. Porque si dejo que me posea el odio, no habrá Dios ni Reina que te salve de toda mi furia. Así que hazte un putísimo favor y aléjate de mí lo más pronto posible. Antes de que yo, Sergei, me enfurezca de verdad. Cuidado conmigo. Perro que ladra no muerde. Pero un perro loco ladra y muerde.

Y yo soy un puto perro verde y loco.