7 de octubre de 2022

5 de octubre de 2022

Con cariño: "rotten roots"

I

Los habitantes del pueblo; es decir, gente nimia y mis familiares y amigos estaban en una reunión. Creo recordar que en una comisaría, de una manera un tanto extraña. Compartiendo galletas rancias, pero terriblemente deliciosas, con olor a corteza de árbol dónde enterraron al perro de mi abuela aquel confuso día. Algunas de ellas estaban partidas y no era muy ético al parecer, pero entre quejas y risas todos comimos y disfrutamos de lo más lindo...

II

Drena iba a un pueblo nuevo dónde debía enseñarle a sus familiares y a amigos a nadar y a conducir; o al menos hacer el intento y poner las ganas, pese a que ellos llevaban a sus espaldas una especie de dejadez, desidia y pereza que demostraba que en sus cuerpos llevaban un cadáver en vez de a una persona. Y aunque en realidad cada uno de ellos quería más que otra cosa satisfacer cada uno de sus deseos sexuales. Finalmente Drena terminaba haciéndose amiga de casi toda esa gente. La gente del pueblo era ambigua, aburrida y normal.

III

Un comisario me dijo con ironía y algo de sarcasmo "ni al peor criminal le perdonaría algo así" --refiriéndose a mí-- a lo que yo le respondí:"¡sabía que diría eso!, yo tampoco perdonaría ciertas cosas, supongo..." 

A mi pesar, todo comenzó a ponerse un poco turbio cuando el comisario comenzó a comportarse como un guarro perro sexualmente hablando. Y yo entre incómodos intentos de no llamar la atención trataba de huir; pero él llegó hasta a mí y mordió mi falda para retenerme. De repente giré la vista hacia otro comisario, que escribía en su ordenador, y le escuché decir a media voz algo así como "con cariño: rotten trees".

IV

Entonces me di cuenta de que el comisario que mordía mi falda ahora era un lindo perrito recostado en mi regazo y llegué a una reflexión un tanto filosófica y es... cuán diferente ha de ser de uno mismo aquello a lo que admires para poder ser admirado... aquel perrito parecía tan tierno pero aquel anterior comisario; parecía tan cerdo...

V

Desearía amarlos a todos. Pero sus cuerpos arqueados, sus magulladuras descoloridas, la esencia que emanaban, a pesar de diferir en cierto modo en cada habitante, era desconcertante. Las clases de natación no fueron útiles. Las galletas corrompidas siendo repartidas entre una maraña de manos, la comisaría con esos colores fríos y esa gente con cara de sospecha, las calles desérticas yendo de un lado para otro con ansiedad, los familiares con la cara de otro (criaturas antropomórficas: que bajo ninguna duda no eran seres humanos, sino más bien seres extraños que comían galletas rancias). 

VI

Cuándo el miserable del comisario Andrés era un perro fue cuándo me enterneció la calidad de su alma. Sin embargo, cuándo Andrés no era un perro sólo podía sentir que él era igual a mí, y por eso el espejo hacía que le odiara. Quise amarlos a todos, pero la verdad es que lo que me causaba rechazo y repulsión era sólo una forma o una esencia, nada personal.


Reflexión para el lector sobre la fábula:

"Ese perro era como Vorj: una perra en la cama".

2 de octubre de 2022

"Exodum"

-Un demonio recorriendo mi piel muerta mientras el Ytchz se retuerce al lado oído mío. Un ángel con alas rojas que... con sus dientes de no muerto me sonríe y me dice: "soy viejo, muchacho". Del súbito orbe, de la torre infernal más alta, de la nada más ciega, de la decepción más grotesca, del odio más puro: "te voy a matar", me susurra el Ytchz.

    Y de su boca nacen mariposas muertas y de su vientre larvas abortadas y de sus pechos caen gotas de orina roja. Del vicio, la aceleración, de las pastillas, del abismo, del tiempo, de la inclemencia del tiempo, del cansancio, del aborto primero. ¿Por qué a mí?-