En tierra hubo muchas cosas que no pudimos decirnos. Y aunque preferiría mil veces decírtelas cara a cara, respeto tu decisión de no tener nada que ver conmigo, D. Por eso te escribo estas líneas solitarias crudas y dolorosas. Creo y sólo creo que a ti te hacía falta madurar un poco y a mí hacerme más duro. O viceversa, quién sabe. Quizá sólo necesitaba mirarte a los ojos y no desviar la mirada por vergüenza de este cuerpo humano que me tocó llevar. Mientras que a ti, Daphne te otorgaron la belleza y a mí la morbosidad. Ojalá no haber sido un manojo de nervios sentimientos y dudas... sucede que cuándo conoces a alguien que te parece sublime cariñoso dulce y sincero; no no no, a no ser que sea un individuo íntegramente duro puro cristal: un diamante... podría decirse que aspirar a volver a ser Dios era mi anhelo más íntimo. Y aunque no lo creas, los tipos duros como yo sí lloran y se retuercen de dolor confundidos llenos de la más auténtica desesperación humana. Porque odio ser humano. Cuándo el juego se vuelve duro, los duros empiezan a jugar... o eso dicen; pero, ¿por qué me desvías la mirada si sabes que te amé? Y aunque mi corazón arda, traicionara tu confianza un par de veces; prefirieras a otros; a otros miles antes que a mí sólo por no ser un buitre o un sexy baboso lametón de perro cachondo; créeme que yo era íntegramente Respeto hacia ti. Aunque ahora mismo nada importa. En absoluto nada importa. El tiempo infinito y acogedor me dará la satisfacción de mirarte a los ojos y asesinarte con la mirada. Porque te amo. Y cuándo se ama, a uno le es indiferente absolutamente todo. El amor no es posesión, es divinidad. Y aunque mi corazón ardiera cada vez que te viera con otros, seducida por mera estética piel carne y hueso humano. Me pregunto, cariñito, ¿es que en tus huesos... nunca te sedujo la grasa? Yo siempre fui un muchacho sensible y vulnerable, frágil como el carbón; pero mi espíritu casi siempre en llamas. Aunque el corazón sea frágil, deseo creer que es duro. Es mi única esperanza. Enloquecí por completo por ti. Terminé en el psiquiátrico muchas veces. Perdí tanto la cabeza, el alma, el espíritu y si me apuras casi pierdo hasta el porro. Tiene gracia. ¿Sigues fumando? No hay palabras para describir todo lo que hubiéramos hecho juntos. Todo lo que hubiéramos explorado juntos. Todo lo que hubiéramos creado juntos. Yo hubiera muerto por ti instantáneamente..., desaparecer juntos del mundo cariño. Aunque los lobos y los perros te persiguiesen, oh dulcísima Daphne. Pero ahora sé que ya es tarde. Porque te amo, sí; pero mi amor propio me impide ceder de nuevo: jamás a ese punto del jaque. Y aunque siempre esté en jaque; nunca me harán jaque mate. Porque si algo soy, entre lo poco que pude ser o llegar a ser en tierra, es un estratega nato. Y debes entender una cosa importante y es que cuándo te vi allí rodeado de toda esa gente, bien acompañada no podía creer mi suerte, me alegró muchísimo verte. A fin de cuentas, yo sólo era feliz con verte. Me emocioné, al fin y al cabo, eras todo lo que anhelaba y suculentamente amaba, deseaba y brillaba; como alfileres incandescentes perforando mis ojos... En casa lloriquee un poco porque estaba drogado. Las lágrimas de Jesucristo en mis pies... Me gustaría verte llorar y beber de tus lágrimas para aliviar cualquier tragedia tuya. Y me gustaría verte llorar porque sé que podría volver a amarte. Me gustaría que me recuerdes llorando; elevándome por los cielos, como una criatura extraña y distorsionada que, entre otras cosas, sólo se evapora cuándo ve belleza y bondad en el ser humano: en definitiva, cuándo ve a una diosa en medio de perras y pijas. ¿Sabes? Nada estaba bien. Y nada volverá a ser lo mismo. Sin ti. Sólo pude reírme nervioso al verte, nervioso y colocado. Me pediste distancia, que me alejara, que no te interesaba conocerme más. ¿Cuántos errores habrás cometido tú para que me lapides el alma sólo por una risa tonta? Me alegro que también te rieras conmigo, fue precioso, hermoso, el mejor momento de mi día. Aus. Estaba embriagado de felicidad, pero parece que mi torpeza hizo que te lo tomaras a mal. Y eso lo lamento. Nunca me acostumbraré a ser mortal, cuándo lo que soy es Apolo. Lo único que quería era un poco de cariño, una amiga y un paseo sin prejuicios. Muriendo yo, enamorado yo; no pude encajar bien que me pidieras algo tan agresivo para mí. A fin de cuentas, te amaba y sólo sigo siendo un adolescente gamberro. Pasamos buenos tiempos juntos entre sustancias, paseos y momentos de intimidad. Sentí miedo, vértigo y amor. Y también odio. Muchísimo odio, tanto que terminé escribiéndote la peor bajeza que pude elucubrar. Lejos de cualquier estabilidad. Y sí, sé que te falté el respeto en el último mensaje que te envié; hecho del que estoy muy arrepentido, no volverá a pasar, porque, entre otras cosas, no volveremos a hablar. Al menos si al verme por la calle no me vas a saludar, ni me vas querer, al menos... por favor, al menos no me desvíes la mirada. El tiempo me ha hecho madurar un poco, y estoy en un momento de estabilidad mental y física excelente. Hinchado de orgullo. Será que me hacía falta amarme más a mí mismo que sólo amarte a ti... dejarte amar más que la mera superficialidad. Lamento no haber sido lo suficientemente bueno para ti. Lamento no haber estado a la altura de la mugre de la ciudad. Lamento no haber sido un hijo de puta contigo, lamento no haberte usado como un trozo de papel mojado en semen y corrida femenina. Lamento no haber sido un mentiroso. Lamento no haberte besado. Nunca sacié tus deseos más profundos, apetitos y necesidades. Pero si todo se reducía a drogas... qué ciegos estábamos. La miel no está hecha para las cerdas. Y la mierda tampoco para las princesas. Y tú, aunque no lo creas, no eras ni una cerda, ni una princesa: Eras la Reina. Por lo menos para mí. La calle enseña que hay hijos de puta subnormales que le rompen los dientes a los discapacitados amables y buena gente: a los cambaos . Y yo, me pregunto, si... ¿con esa mierda de gente duermes? ¿Eres así de verdad? No eres la Daphne de la que me enamoré. A la que le ofrecí todo lo hermoso de mi alma rota y moribunda. ¿Me vas a decir que me mandaste a la mierda sólo por no ser un gilipollas que le rompe los dientes a los demás? Son cosas de costumbres y casas, supongo. Educaciones diferentes, vagueza vergüenza y desesperado amor absoluto, cariño. Yo te extraño. ¿Sabes lo que es amor incondicional? Es desearte a ti todo lo bueno del mundo aún cuándo prefieras dormir en casas ocupas con gente despreciable, folles deliciosamente con personas agradables, y te enamores de gente que te corresponda. Brevemente. Rezo para que seas feliz y encuentres lo que busques. Y si lo que querías era joder, haberlo dicho; y si lo que querías era algo real y profundo como una inyección de cianuro en tus venas: haber sido mujer para decirlo también. Porque sentados en el centro comercial abandonado, los últimos días de nuestra amistad intimidad y relación... mientras temblabas al verme a los ojos y mirabas mi boca, sabía lo que pensabas. Absolutamente lo sabía. Había caminado desde Juan Grande hasta nuestro refugio; pero allí: alargada y hermosa, criatura mística e inexplicable: no te entiendo. No te besé por pudor, por respeto, por amor incondicional: por no forzarte. ¿Debí haberte besado aunque escupieras al suelo y estropeara nuestra amistad? Y sí que era incondicional nuestro amor. Y si para ganar dinero algunas personas se vuelven putas, siempre es mejor ganar dinero siendo una guarra, ¿no? (riéndome) Y si lo que querías era ser follada como una bestia, sudando, arañando, lamiendo, succionando, escupiendo, retorciendo y tragando todo líquido tuyo, haberlo hecho; pero si lo que querías era sublimidad siempre pudiste susurrarlo. Lentamente. Por otro lado, gracias por introducirme en el mundo de las Raves, fue la mejor forma de perder la virginidad nasal. En ese sentido te estoy muy agradecido, ahora sé que hay mucha escoria allí fuera y algunos cuántos buenos tipos. Yo te amaba más que por convicción, por puro instinto. Un instinto impresionantemente protector cariñoso amable y suicida. Pero sobre todo, frágil y vulnerable. Por todo eso, por todo lo que hubiéramos vivido, y no; no era un amor carnal basto mundano y repugnante, aunque te deseara y deseo como una inyección a un brazo escuálido, como la morfina a un yonkie... me partiste el corazón, desencajaste mi boca, enturbiaste mi mirada, y me quitaste el poco amor propio que tenía... me mataste en vida. Luego pasaste de largo y yo sólo pude exhalar, buscar las pastillas que me recetó el doctor y temblando intentar tragarme quince seguidas... No sé si era indiferencia, no sé si era desprecio, no sé si era miedo, no sé si era rechazo, no sé si era odio, no sé si era amor. Pero me destrozaste. Me arruinaste el día y todo lo que dijimos hablamos amamos y odiamos, todas esas cosas sublimes y bellas, minúsculas e ínfimas... todo ese amor delicado y esperanzador se fue al Infierno en vida. ¡TÚ ME MATASTE! Suplico y espero que al menos seas libre y te sientas afortunada. Y mientras sigues conociendo gente, explorando divirtiéndote follando, yo seguiré de pie, implacable observándote como un diamante, mientras tú te vuelves carbón. De mi boca una media sonrisa burlesca; de mis ojos odio, de mis mejillas calor y vergüenza y de mi alma una lágrima espinosa. No diré nada, estaré silencioso, callado, con la cabeza alta, aunque me esté desangrando por dentro, como un parto, como un aborto; me retuerza y se me congelen los huevos del frío por tu indiferencia. Aunque ya no pueda darte los buenos días ni las buenas noches, ni nunca me pase a saludarte a la tienda aquella. Pero jamás diré que te lo dije. Porque todo eso ya lo descubrirás tú misma... Por cierto, el alcohol, el sexo y las drogas no son la expresión máxima de la libertad felicidad y poder juvenil. Sólo son estupideces de niñatos que no tienen mundo interior. Aunque yo beba y me drogue. Y la vulnerabilidad no es debilidad, sino una de las expresiones más hermosas del ser humano: honestidad: sinceridad absoluta. En los autobuses mientras dormías en los asientos traseros y yo seguía puesto de speed, mdma, popper y porros. Tú dormías y yo te observaba porque te amaba. Escuchaba la música de los dioses y entendí todo tu dolor, te desperté de súbito y te abracé y empecé a beber de tus lágrimas: las lágrimas de Jesucristo. Nos abrazamos durante mil instantes siendo en ese momento dos almas elevadas que se reencontraban lejos del paradigma humano. Besé tu frente y me consolaste, inútil, me consolaste a mí, cuándo yo te consolaba a ti. Perdí la cabeza por ti mil veces, te agobié, dejamos de hablar, volvimos a hablar, pero sólo diré una cosa que creo que es importante: sólo recuerda quién estuvo a tu lado mientras eras sólo una niña, quién te enviaba cartas con dulzura y delicadeza, con quién jugabas al escondite, quién te esperó durante el tiempo que hiciera falta hasta que fueras mujer sólo por amor al arte y a Dios. Para brindarte la oportunidad de conocerme. Y ahora que soy hombre, y he padecido, llorado, mutilado, sangrado, devorado, odiado y creídome muerto y derrotado... por todo aquello que fuimos y nunca seremos, por todo lo que sentimos y dejamos de sentir, por todos los malentendidos, por las equivocaciones, canciones, repeticiones y desesperadas formas de encontrar la paz. Por nuestra casa derruida. Por mi fragilidad, por mis deseos de creer en algo mejor y no conformarme con la gente peste tóxica vaporosa de la ciudad... Por eso, y por mucho más... por eso y sobre todo al final, por haberte sido infiel a ti y a mis principios...
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