02/11/24

Diarios Vorj


Nota: Me gusta la idea de que Valcour le publique a Vorj sus diarios mientras él convalece en el hospital psiquiátrico, después de un año de antipsicóticos que le impedía ponerse agresivo con la gente, que le follaron la mente hasta el punto en el que perdió la identidad, la personalidad, el amor propio, la paz, la energía y a Dios. Mientras que Valcour, el de verdad, no el mierdecilla de "Sergio" tan mal apodado Valcour de primera instancia, sería solamente un niñato que creía tener el verdadero título de Valcour, pero en sus viajes y en la inercia, el joven Zoon, apodado en su época adulta Siiderius encontró a Luis, un profesor de filosofía que durante el día da clases a chavales y durante la tarde, la noche, la madrugada, es que me da igual cuándo sea, me suda la polla de cuándo sea, sino que siempre está cavilando y escribiendo algo. El nuevo Valcour, apodado W, POR LA SIMILITUD DE UNIR V+V Se considera la fuera poderosa de la unión de Valcour y Vorj, una fusión como en Dragon Ball Z. De Goku y Vegueta, siendo exactamente esto lo que los convierte en un super sayan. Yo considero que Valcour es un gran nickname, Vorj es mío de calle, y Santiago, el pequeño Zoon consideró crear algo nuevo llamado Siiderius. Falta sólo Larva, que tiene que mover ficha, si apostar por la Literatura, o por el amor, la vida, o si ha sido suficiente tiempo estos años de castigo para mí, si en realidad debería volver a hablarme y estar yo a la altura de tan semejante hermosa amistad, al que me lo dio todo cuándo no tenía nada, cuándo tenía frío, miedo, hambre y mis tendencias bisexuales me hacían dudar de todo el mundo. El que me hizo ser más fuerte, siendo un asesino del duelo de miradas, haciéndome el cínico, poderoso, cretino, y dolorosamente capaz asesino de almas y mentes, porque en nombre de Dios y los Demonios, voy a follarme a ese cabronazo que se folló a Melania en los baños del Instituto, mientras que yo la miraba y sólo podía ver en ella belleza y dulzura. Dicho esto, esta es la historia de Valcour, Vorj, Larva y Zoon.

Diarios Vorj
Sergei
Día 4 de enero

Logré mentirle al psiquiatra y me ha dejado salir. He tenido que decirle exactamente lo que quería oír. Me he humillado para su deleite clínico, baboseando sus pelotas llenas del más repugnante ego anciano. Me siento bien, pero en el fondo sé que todo será tormentoso.

Día 7 de enero

Me siento extraño.

Día 8 de enero

Hoy he despertado con ganas de matarme.
No le he dicho nada a papá.

Día 12 de enero

No puedo pensar en nada.

Día 13 de enero

Estoy cansado, con ganas de llorar, me siento infructífero. Sin duda siento que todo me lleva a la desesperación, a la angustia, al cansancio. Mínimo dos meses desde que no escribo. Me siento impotente al explicarme, no le encuentro palabras a mi boca, ni sangre a mis brazos. Me refugio en sinagogas inexistentes. Siento una presión en mi pecho y un dolor en mi cabeza. Siento que estoy siendo castrado químicamente, quitándome todo lo que era y todo lo que soy. Antes he sufrido un ataque de pánico, mi padre lo ha visto todo, ya no tengo secretos con él. Me muestro como un animal que se ensucia con químicos. No sé nada ni tampoco albergo esperanzas. Me cuesta centrarme en nada. No me importa que esto se lea, no merece mi tiempo. No merece nada. Quiero calma, descanso, ganas de reír. Reír a carcajadas. Reírme del mundo, de mi situación. De lo bajo y hondo que he caído. Mis dedos cansados y torpes, teclear aquí, teclear allá. Todo está mal. Y nada me abriga. Siento un frío fantasmagórico. Busco disciplina, busco una rutina que me salve, he pasado una semana en declive, empeorando con los días. Sólo quiero que dejen de meterse en mi cabeza. Mi padre lo intenta todo, intenta salvarme, no sabe cómo hablarme, y yo me veo tan disminuido y tan cansado cómo para explicarle nada, quiero encerrarme en otro cubo, en otro sitio, merezco otro sitio, merezco volver a sentirme dueño de mí mismo. Merezco estar bien, merezco estar lleno de armonía de paz, de belleza. Y si he fallado sólo puedo pedir perdón, pero a quién, a Dios. Le suplico perdón a Dios.

Es una lucha constante contra mi cabeza, contra el desánimo. Han pasado nueve días desde que salí del psiquiátrico. Allí he visto cómo se consume y estropea el ánimo y la cabeza humana. Es un lugar espantoso. Es el horror mismo. Allí no debo volver. Debo ser fuerte, debo estar en la guerra contra esto. Debo ser fuerte, debo estar fuerte, debo estar a la altura. Y sin embargo no lo estoy, me sobrepasa, si tan sólo pudiera dejar de sentir tanto por tan impostores, por todo esto. Y me veo tecleando tontamente el teclado. Deseando una mejoría. Y si luchar consiste en levantarme y salir a correr, volver, ducharme, y seguir mis horarios de comida, lo haré. Porque no tengo mucho hacia dónde huir o mirar. Mirar de frente el problema. Mirarme a mí mismo escribiendo asustado. El siguiente paso.

Me siento mejor, pero sigo demasiado aterrado con ideas que no puedo controlar nada en mi cabeza. Ojalá la calma eterna, la paz. Ponerme piel de otro animal y enfrentarme ante todo lo que se me provoca imposible, dejar de doler, levantar cabeza, estirar el pescuezo y dejar de sentir.

Día 14 de enero

Hoy es Domingo, el día ha amanecido frío y lluvioso, he decidido poner un colchón en mi habitación y tirar todo lo que a mis ojos mortales se asemeja a la basura. He decidido también que voy a despertarme a la hora que lo hace mi padre y apostar por mí, y escribir un diario de mis días. Siento que mi cabeza no responde igual que antes, pero sólo puedo intentar tener un buen día. He dormido con mi padre, preso de un pánico y una angustia insoportable. Escuchando sus ronquidos, intentando rezar o algo parecido. Recuperar la espiritualidad, salvarme meditando. Y si lo único que necesito es fumar un cigarro y mirar al horizonte. Echo de menos a mi madre. Espero que esté bien. Gracias al cielo tiene trabajo y ahí se distrae. Ha salido caro todo, recuperarme sale caro, pensar sale caro. Mirar por la ventana sale caro, hasta hacerse una paja sale caro. Intento acompañarme con la música, pero la verdad es que estoy asustado. Deseo dejar de estarlo. Saldré con papá a dar un paseo en el coche. No sé cómo explicarme, desearía no perturbarlo, ser hombre, tomar una decisión.

Debo:
– Arreglar mi cuarto
– Escribir
– Dibujar

Admito que estoy asustado, me siento vulnerable a más no poder. ¿Qué significa el mundo si no es sólo inercia biológica?

Día 15 de enero de 2018

Me he despertado de un salto de la cama. Pienso combatir. Hoy será un buen día. Voy a hacer algo, aunque sea escribir torpemente aquí. Voy a hacerme un café. Rezo en mi cabeza por el bienestar de todo el mundo. Que todo el mundo esté bien, que mi madre esté bien, que mi padre esté bien, que mi hermana esté bien. Voy a salir a ver cómo amanece.

Ideas en mi cabeza, vamos a ponernos manos a la obra, Hoy saldré a trotar, a tomar el aire, voy a cocinar algo para mi padre. Hoy irá bien aunque mis ánimos estén caídos, voy a obligarme a estar bien. Dios santo, líbrame de todo este letargo amígdala infame e inflamable.

Me he fumado dos cigarros, dentro de un rato saldré a dar un paseo hasta que se haga de día. He desayunado una rebanada de pan de molde y tres regañás, que son pan duro elaborado con aceite, harina y agua. Comer eso me sienta bien, porque se disuelve en mi boca como si fuera una pastilla.

Día 16 de enero

Ayer dormí todo el día, y eso me hace sentir extraño, como si hubiera perdido mi identidad. Hoy voy a estar todo el día despierto, voy a intentar estar despierto todo el día. No beberé café, desayuné media manzana y un trozo de pan. No tengo ánimo para nada, pero intentaré contrarrestar el mal ánimo con buen ánimo, pero me siento solo, y preocupado por mi futuro. Escucho a los Bad Manners. Hoy debo cocinar algo para mi padre. Y por lo tanto, para mí. Te extraño Larva.

He salido a dar un paseo, se ha hecho de día.

Día 17 de enero

Acabo de despertar, he pasado una noche fea.
Después de mi tercer paseo y vuelta a casa he entendido que prefiero estar loco antes que esta peste flácida y maldita. Seguiré tomando las pastillas sólo por cumplir con mi padre, pero el éxodo mental ya lo he pasado y no voy a volver a fallar. No pienso dar un paso atrás. Saldré a correr por las mañanas e iré a nadar y al gimnasio, pero siempre alimentando mi psicosis, no me importa, no le tengo miedo a las consecuencias porque las consecuencias son un asco, y tendré que decírselo a mi padre, en otra ocasión que aunque parezca que está mal, yo me siento lleno, pletórico. Hace nada he sentido una iluminación en mi pecho, un alfiler de esperanza, y me lo he clavado en el dedo y he decidido serlo. No mirar atrás, olvidar todo el daño. Pero no pienso caer, no pienso caer ante los demonios de la infelicidad y de la cama. No voy a volver a dormir hasta que esté cansado de verdad.

Heme aquí, sin camiseta y arrugando mi alma. Destrozado pero de una pieza. Luchando contra los demonios. Asustado y sereno. Lleno de fuerza de luz, de excitación. Oliendo el día, como un lobo. Teniendo que elegir entre mi cabeza o la nada. Elijo mi cabeza, porque es la única que me acompaña. Con la fuerza de mil hombre levanto la bandera de mi alma.

Bebo vino, me digo que hoy ha sido un gran día. Que mañana volveré a correr hacia mi destino. Escucho música, vuelvo a tener algo de control sobre mi vida. La posibilidad de ser o no ser nada. Espero que sea un brote, no puedo vivir sin brotes, sin el entendimiento de las cosas. Sin la nada, con el vacío. Siento miedo, pero me sobrepongo. Escucho la voz de la histeria, el nihilismo de la euforia. Estoy lleno de vida, lleno de deseo por ser, un hombre que camina solo. Asustado de la nada, valiente, lleno de paz. Imperturbable, aborrezco la calma, espero mi hora.

Soy fuerte, soy un toro. Soy áspero, soy una estepa. Soy un hombre que recorre la vida con los ojos de un muerto, porque no soporto la vida errática de la vida. Nací para vivir en otra dimensión, y es el precio de mi genialidad. La otra dimensión.

Tendré que ir con cuidado, pero mi alma pide velocidad. Aceleración. Adrenalina.

Día 18 de enero de 2018

Me he despertado a las seis y no he podido volver a dormir, aunque haya ido a la cama de mi padre a intentar conciliar el sueño. Hoy saldré a dar un paseo a que me de el sol, me he apuntado en piscina. Soy un niño, pero intento dominar mi temor, limpiaré un poco el cuarto, mi habitación, saldré luego, Iré a la biblioteca a leer algo. Llamaré a Miguel y hablaremos del día. Hoy será un gran día. No dejaré que el desánimo me gane. Es cierto que estoy asustado, pero al menos me mantengo en pie, he logrado mirarme a los ojos.

Fui a nadar, estuvo bien, aunque me dio un poco de claustrofobia. Pero logré nadar, siento mi cuerpo fuerte y ahora saldré a dar un paseo. He regresado del paseo y el sol me ha sentado bien. La verdad es que extraño a mi madre. Debo curarme.

Día 19 de enero de 2018

Me siento con más energía. Hoy iré a la piscina. Quizá salga a dar un paseo, tomaré rivotril por la mañana. Ayer me tomé la zyprexa a la hora. Pero mi cabeza sigue muy dispersa. Al menos he podido desayunar. Deseo que sea un buen día. A las 9:30 iré a la piscina. He nadado mejor que ayer. Pero, no me es suficiente nada. Me siento insatisfecho, cansado, con ganas de llorar. Enfermo, pero con ganas de salir de este letargo. Mamá te quiero.

Día 20 de enero

Me queda poco tabaco. No puedo pensar con claridad. Quiero que sea un buen día. Aborrezco sentirme así. Deprimido, cansado y no poder dormir. Me desperté a las siete y no he vuelto a pegar ojo. Mi padre duerme. Recibí una carta de Mariam. No sé que será de mí, desearía que no me importe, pero estoy demasiado sujeto a la tierra.

Día 21 de enero

Me he despertado a las siete. Ayer he dormido toda la tarde. No tengo más sueño, no quiero molestar a mi padre. Intentaré dormir. Quiero estar bien.


Día 22 de enero

Después del paseo que di, cerca de casa me encontré un billete de 100 euros. Ayer llamó mi madre y hablamos. Hoy de madrugada la llamé y parece que las cosas van mejor. Le di el billete a mi padre. Yo no necesito dinero.

Día 23 de enero

Salí con papá en su coche hasta unas calles lejanas y regresé trotando y caminando. Me duché y estoy en casa.

Día 24

No tengo ánimo de nada, salí a correr. Sigo tomando medicación. Fumé un par de veces, no logro encontrarme conmigo mismo, pero deseo hacerlo.

Día 25

Salí a trotar, papá me dejó un poco más lejos que ayer. El día no sé cómo será, pero parece que será un día largo. Llevo 4 o 5 días sin cagar. Papá dirá que es porque apenas como nada y no ceno, pero yo sé que es un monstruo en mí. Estoy alimentando al monstruo de mis tripas.

Día 26 de enero

Hoy tengo cita con el psiquiatra. No sé muy bien qué le voy a contar. Le diré que me baje la medicación porque me siento muy drogado cuando me despierto. Que duermo mal, que todo es un caos. Que vivo a tropezones con mi propio vómito.

Salí a correr, desayuné normal. No deseo comer nunca. No deseo estar tan decaído, pero el suelo me abraza y su corteza de mármol me condensa. No sé muy bien en qué pienso, todo es una broma que me hace llorar.

Día 27

El doctor me ha bajado la dosis. Pero me da un complemento y su puta madre en total son 17 gramos lo que consumo. Ayer vi a mi madre. He dormido mal. A las cuatro me desperté y desde entonces cada media hora o cada hora me he despertado. Espero que hoy sea un buen día.

Día 28

Vi a mamá.
Día 29

Buenos días.
Espero que hoy sea un buen día.

Día 30

Buenas tardes.
Son las cuatro y veinte.
Hoy ha sido un buen día.

Día 31

Hoy también será un buen día.
Me noto con algo más de energía.

Día 1 de febrero

No hay nada en mi cabeza. Sólo silencio que relleno con ruido. En mi pecho una cruz en mi lomo una espalda con manos negras. He sido un producto de la infamia. Lloro por dentro, me vuelvo loco. Estoy cansado, pero en el fondo albergo una alegría. Soy un infame vomitando hiel, no hay ritmo.

Día 03 de marzo

He dado un paseo de cincuenta minutos con papá, pero en mi cabeza todavía revolotea la cola de un animal que me devora desde la más minúscula de mis células. Un cáncer intelectual. Puedo pensar un poco, pero aún así no es suficiente. Todavía no estoy lo suficientemente fuerte. Me da asco todo. Mierda de vida, salvadme de mí mismo. Hoy es sábado. Fui al mercado con papá.

Día 04 de marzo

Hoy Miguel me ha llamado rata asquerosa.
Luego me ha vuelto a llamar “rata inmunda”.

Día 05 de marzo

He desayunado con mi madre en su casa.
Se le ha ido de las manos.
Se le ha ido por completo todo de las manos.
He visto el balcón abrazándome.
Mamá...





El novio de mi madre

Una hermosa caricia en el rostro puro de mi madre, mientras observo cómo su novio se deleita y se enamora cada vez más de ésta señora. Sus ojos verdes y hermosos brillan con la mirada fosforescente de mi madre. Y juntos pueden enfrentar cualquier problema, mientras se van haciendo viejos, y se van amando en cada rincón de la pequeña y humilde casa en la que vive mi madre.

Un hijo psicótico, y una madre bipolar. Un novio muerto y una novia llorando como se solía decir hace mucho tiempo; por culpa (no por otra cosa), digo más bien; por pura inercia. Para que llore mi madre, mejor, que llore la madre muerta de ese puto alemán baboso. No hay odio; no hay rencor;  sólo Sifilismonamor.

De entre los laureles de la bella vida, la playa de Fuerteventura, los andares pijos, y la comida casera caliente me dejaste una manzana podrida en la nevera. Y me emociono cada vez que pienso en el cariño y el aprecio que me tiene el novio de mi madre... es tremendo; por eso, cuándo me dispongo a confesar este crimen sólo puedo sonreír lleno de dicha. Ya que él y ella saben que si actúo así no es por maldad o por estar poseído por alguna suerte de mejunje maligno; sino por puro amor al sexo que tanto los une: a la enorme polla europea de este singular hombrecillo arrugado... y es allí cuándo pienso en semejantes esperpentos, con mucha calma, sí; pero con mucho desprecio, también.

El suizo maricón que quería ponerse el tanga dilatado de mi madre. El tarado con cáncer y con cara de retrasado mental, al más estilo Magiola (también alemán). Los otros pretendientes, como perros sin collar, seduciendo y babeándole el culo gordo y generoso a mi madre; pero no, no iba a permitir semejante sacrificio, y fue por eso que, entre otras cosas, tomé el timón de mi vida y de la vida de Keiner y la nueva señora de Keiner y abrí su secreto para eyacular una esvástica, un hijo muerto y el alimento de Keiner. Mientras él lamiera mi semen yo gritaría Heil Ytchz.

Yo no sentía aversión por ninguno de los dos, pero sí un sentimiento de desprecio incalculable. Mientras que ella se dedicaba a dar clases en un Instituto de tres al cuarto, luchar contra la mala educación; amar al prójimo... etcétera, yo seguía pensando en ella como lo hace un buen hijo: cuándo el dolor físico no lo es todo, sino que encima te revientan a hostias la cabeza, qué te joden la mente, qué te trastocan, que por esos motivos ahora soy una suerte de marginado medio maricón, medio anarquista, medio folla milfs, medio cabrón, medio hijo de puta, completamente hijo de puta, malnacido hijo de puta. Pero tú, hey, tú, hijo de puta, devuélveme a mi madre, no importa que te la hayas follado bien rico, sólo devuélvemela. A ella, a su trasero ya  su cabeza estúpida rancia y maldita. Y de paso, también, por favor, devuélveme, sólo por ser mi cumpleaños, el lujo de tener una putísima familia.

Gracias por los veinte euros Keiner, me parece estupendo. Gracias, gracias; mil gracias por las cajas de tabaco caro, Keiner. ¿Sabes qué haré un día de estos en cuánto tenga la libertad condicional del psiquiátrico? Ahorraré con la paga de los subnormales unos cuatrocientos euros, y luego a punta de cuchillo le robaré a mamá unos cuatrocientos más y viajaré a Alemania para conocer a tu nieta y a tu hija, y allí, grandísimo hijo de puta, conocerás lo que es que se follen algo sagrado. No me las follaría a la vez; empezaría por la gordita diabética de tu nieta, y luego, torturaría a tu hija. No es un alarde, es una realidad, quizá muy premeditada. No te preocupes, sólo son palabras, se las lleva el viento; pero aquí sólo queda lo importante del asunto, Keiner. El culito sabroso de esa pintoresca mujercita de 22 años. Casi de la misma edad que mi hermana Alice.

Pero no me mires así Keiner..., te dejaré lamer el semen caliente directamente del culo de tu nieta, mientras ella se retuerce de placer y de satisfacción. Mientras tú dices "hallo, danke shön", yo te diré: "Naturlich", o algo parecido, quizá tu nieta pueda traducirnos del inglés al alemán todo lo que te digo. Y no, no es poco, será mucho lo que tendré que decir. Una lástima que hayan muerto tantas mujeres, una lástima que todo sea hipocresía; y una lástima que esté yo a punto de morir. Y después de todo esto, cuándo mi madre yazca satisfecha y tu nieta también, mientras lloras suplicando un poco de amor, jodido vejestorio cabrón, sólo te diré una cosa: "yo amo más a mi madre que tú a ella". Y lo mejor de todo es que sé que ella me ama más a mí que a ti. ¿Te duele?

Después de lograr tragar más de siete pastillas diarias logro convencer a mi madre que mi salud mental está recuperada. Como un dragón satánico que entra en el vientre de una mujer casi estéril, que mea sangre y no menstrua. Y aunque ese coñito sea repugnante para mí, pese a haber nacido de allí... ¿qué le voy a hacer yo ante semejante dejavu? Y sus nalgas blancas y gigantes como los párpados de un Dios estúpido... Me visto con ropa de gente normal y me dispongo a coger un barco lleno de emociones y bellas sensaciones. Me cago en vuestras almas.

Llego a la isla vecina y mi madre llora al verme desembarcar. Le sonrío con una media sonrisa, pero lo que ella no sabe es que en la mochila llevo una navaja y ansiolíticos fuertes que trituraré con dos cucharas para violarlos. Me jode que tenga que ser en estos términos, todo hubiera ido mejor si de buenas a primeras tanto mi madre como su novio se hubieran bajado la ropa interior y separado sus nalgas. Pero eso nunca ocurre, nunca obedecen a las buenas; y a las malas siempre algún policía borracho se acercará a nosotros para detenerme.

¿Estoy enfermo? No me importa, puedo blasfemar y hacer todo lo que yo quiera, soy eterno para odiar; estoy demasiado muerto cómo para amar. No tengo sueño, llevo dos días sin dormir y ya me siento otra vez conectado con la maldad del mundo, que se esparce por todo el universo maltrecho y nauseabundo. Yo nunca jugué con el vudú, pero esa mujer cree que vivo en un dejavú perpetuo. O acaso soy yo que confunde las cosas. No me hagáis demasiado caso, mi mente no es poderosa.

El novio de mi madre pone música de los años 70-80, el típico rock clásico, se afeita guapo, se pone perfume, me mira a los ojos y me dice: Ja. Es lo único que sabe decir el pobre imbécil "Ja". Y yo le contesto lo mismo: "Ja". Y así para que no sospeche que en realidad le estoy odiando por dentro todo lo más sagrado e imposible que puede existir. Lo odio porque él es feliz al lado de una enferma mental como mi madre. Me pregunto si también le habrás contagiado clamidia a este pobre don pollón maricón. Qué el muy enfermo hace nudismo, que exhibes a mi madre como una perra, un mono o un trofeo. Mientras que tus amigos alemanes te saludan y te dan un beso en las manos.

Eres inofensivo, no te preocupes, no sólo tu hijo meará en tu lápida, yo estaré allí con él, y los dos sacaremos nuestras diferentes pollas y mearemos encima de tu lápida y si queda orina rancia química dentro de mí... si queda todavía maldita y sangrante orina cólico renal en mí, hasta en la tumba de mi madre tendré que mear. Hasta que los guardias alemanes digan algo así como que, pero en su idioma natal claramente, eso está prohibido y lleva multa. ¿Qué clase de gobierno policial de mierda es ese dónde no le dejan a uno despedirse de un muerto de esta manera? ¿Por qué un puto alemán, o dos putos alemanes en la casa de los tullidos espirituales no me dejan mear en paz sobre la lápida de mi madre, esa inmigrante tarada y traicionera como un vil judío? ¿Ahora hablamos el mismo idioma, Keiner?

Mi madre me dice que me vista guapo, que vamos a ir a comer a un restaurante que le gusta mucho a Keiner, que es de unos amigos suyos. Trituro las pastillas y las guardo en un sobre. Sin que me vean. Luego obedezco, me afeito, me pongo guapo y salgo con ellos a comer al restaurante, aunque no me hace mucha gracia, al final termino tragándome las pastillas molidas yo sólo y entre retortijones me desplomo en medio de la comida. Ellos consideran que es un intento de suicidio, pero yo sé, con tanta exactitud, que sólo es un teatro. Pretender.

Una ambulancia, una madre llorando y un novio escupiendo cada vez que abre la boca hasta para respirar. Yo desnudo naciendo una y otra vez, mientras mi madre aborta a mis hermanos y mi auténtico padre llora de emoción al hacer el amor con la mujer de su vida. Sus ojos enamorados, su sensibilidad, su aroma a limpio, su cabellera poblada, sus manos firmes y llenas de amor. Su nuez perfecta. El limbo de la belleza no es un transexual hormonado, sino mi padre joven y enamorado. De sus ojos caen lágrimas y de su boca una mueca insoportable para mí: angustia, desesperación y dolor.

Y entre lágrimas despierto en el hospital. Luego trago saliva y sé lo que voy a hacer. Lo sé con tanta exactitud que me estremezco. Después trago lágrimas y encadenado a una camilla intento liberarme, pero me ataca una carcajada y empiezo a reír histérico. Se me acerca una enfermera y me pregunta que qué me ocurre, le digo que confundí mis valores, que creí demasiado en ella, que todo era una farsa, que mi tío Saúl tenía razón, que mi madre era una mujer mala, una perra, vamos. Me pregunta si me refiero a mi madre, que si no me parece que está mal decir eso de una mujer que me dio la vida. Rompo en llanto y luego empiezo a convulsionar.

En la sala de espera está Keiner, su hija que vino de viaje; y la nieta. También está mi mamá. Y me pregunta la enfermera si deseo ver a algún familiar. Le digo que sólo veré a la nieta de K, si ese kukuxklan es capaz de tener cojones y no ser el mismo perro viejo sin huevos que es para soportar a mi madre. Luego veo el funeral de Keiner, a mi madre llorando y luego la veo follándose lo primero que encuentra. Es una gran profesora, le enseña a la gente cómo cagar ladrillos. Y a sus hijos cómo cagar cuchillas. Más tarde, días después me dan el alta, y la navaja que enterré en el árbol sagrado de la avenida secundaria que da hacia las puertas de la ridícula casa de mi madre sigue allí.

Pienso, luego, muero. Así de fácil. Cada vez que pienso en ti, muero por dentro un poco. Y poco a poco me llevarás a la tumba, y espero por tu bien, que al menos, escupas en mi lápida, mamá. Entre latigazos en la boca tengo 8 años. Y tus ojos se inundan del mismo odio con el que separo las nalgas de tu amado vejestorio y entro en él. 8 veces lo penetro. Y 8 veces eyacularé dentro de él, mientras él llora y jadea y se odia por dentro. Beso sus manos huesudas y le muerdo la oreja derecha, la muerdo tanto que no puedo evitar destrozarla y tragarme un trozo de cartílago. Y mientras tú yaces desmayada por las pastillas él me dirá: danke shön, porque de lo contrario, le clavaré el filo de la navaja en la nuca.

Cena de ultratumba

 Cubiertos: cuchillo y tenedor

Plato negro

Dos pastillas de risperidona 6mg en total

Una taza roja con café cargado

 Una botella de 0.5 L

Una fuente plana de color dorada

Y una venganza hacia mí mismo


Diarios febrero

                 En el abismo de amor materno, en la nada deambula la inexistencia, cristalina: un puñado de psiquiatras y especialista en una balanza, del otro lado yo, sosteniendo la cabeza mutilada de mi primer psiquiatra: con el que aprendí el juego de la sumisión y el de la farsa: el juego de las mil máscaras. Escúpeme de nuevo en la cara, verás dónde alcanza mi puño. El gesto moribundo del que será derrotado, en un estado maníaco de la felicidad: simple depresión diluida en químicos. Te estoy grabando, no pienses que hablo con alardes de grandeza,o que estoy siendo devorado por el ácido de tu saliva. Hiede a intelectual de tres al cuarto. Mis ojos se trasparentan, saco la lengua: h e n t a i.

Todo está corrompido, no hay nada que pueda salvarme de este espíritu crítico y roto. Como una mala imagen, cayendo sobre mis hombros. Del otro lado, al lado exterior de la cama estoy yo, moribundo intentando conciliar el sueño. Y a medida que pasa el tiempo, y las bestias salen de sus agujeros, y las anguilas estrangulan algún pez rancio y crudo... por la boca moriré, mis pensamientos no se derrocharán por la noche excitada y viciosa. De mis ojos la mirada de futilidad y crudeza más grande. Los labios rojos de mandar besitos volados a entidades podredumbres entidades. La noche masacra mil cuerpos tiesos, y en sus cráneos rojos y rotos se precipita una mueca: una sórdida sonrisa que te indica que has completado al fin el antiguo testamento y pronto las calamidades del último párrafo:

                     No importa cuán duro sea el desafío, lo único que te importancia es no dejarse derrotar por las malas lenguas que en un castellano perfecto intentan derribarte. Los santos no existen, menos van a existir ángeles o demonios. Como mucho un ente diabólico diseñado para proteger... Ytchz, no sé mucho de ti, creo que en realidad nunca llegamos a conocernos como Dios manda, ¿te sonríes porque he dicho algo divertido? ¿O es que acaso te estás riendo de Dios mismo? Criatura perfecta y sublime.

27/01/24

En la trinchera

En el origen de todas las cosas estaban Zoon, Larva y Vorj. Los tres individuos buscaban un método o un medio para contrarrestar toda la sucia podredumbre de la humanidad. Yo sólo puedo decir, como último Octavio al pulso... Qué no fui traicionado pero sí atacado por mis propias camaradas. Sentí lo que siente perfectamente cualquier ser humano que cree ciegamente en una abstracción tan hermosas que casi se vuelve una aberración. Han pasado años desde que inauguramos este portal kamikaze francotirador y absoluto. Después cometimos errores bautizamos con buena fe a un parásito y añadimos una esperanza al portal. Pero todo eso sólo fueron errores. Quisiera pensar que sólo eran errores rutinarios y no una lapidación en vivo y en directo. Y si no es molestia, por favor dejadme morir con este barco o sumérganme en la boca de la hidra. Valcour se volvió un integrante más. El Neo-Valcour: W. Y cuándo mi enfermedad estaba casi a punto de apoderarse de mí cuándo estaba a un dedo de gatillo de canibalizar a uno de mis vecinos escuché una voz dentro de la bestia roja y maligna en la que me estaba convirtiendo... Me dijo Licantropolitano que volviera mi herida en una espada. Qué amara mis cicatrices y que resurgiera del abismo en el que me encontraba... Me sugirió incluso que lapidaria yo mismo mi propia catedral. Explosivos y fuego por todas partes. Catacumbas y asesinos saliéndose con las suyas... No, no, no... Eso no lo iba a tolerar. Pero si es que... ¿SMA está clínicamente muerto?, ¿Qué más da si al menos fue y es mío? Mi propio hijo enfermo y deforme, tullido y maloliente como la carne de una herida con gusanos podridos en la grasa corporal de algún vagabundo. Robándole horas a la noche. Tomando pastillas que mi alma llora. Bebiendo vino para adormecerme. Supurando odio en rabia roja bajo mi nariz rota. Con los ojos petrificados al ver la muerte y resurrección de un Cristo Bujarra y apestoso. Así me veo. Así os veo. No fue para nada justo que me dejarais solo ante la infamia. Es que no veis lo que tengo bajo mía hombros. Es que no os hacéis ni idea de lo significais para mí. Es que no entendéis que yo no quiero vivir. Qué hace tiempo que hice un pacto silencioso con la muerte. Déjame vivir sólo si todos vosotros existís cerca mío. Yo no quiero un puto premio. Yo quiero mi banda organizada de escritores malditos, benditos, iluminados, dichosos, arrogantes, buenos, humanos, mortales, enamorados, naciendo y muriendo pero al lado mío. Y os escribo desde un puto teléfono móvil. Cómo un sucio sudaca mascando chicle y fingiendo que duerme... Que tengo sólo día y medio para respirar y gracias a todo esto probablemente tenga que estar otra semana más ingresado en esa suerte de baba nauseabunda fétida habitación del horror que es un psiquiátrico. ¿Sabéis quién puso el pecho y la cara cuando de público "Kramer"? ¿Sabéis que me obligaban a dar nombres direcciones sobre vosotros, sobre vuestro anonimato? Yo puse las manos al fuego sólo por defender la libertad artística y de expresión... Y no lo digo orgulloso. Lo digo con tristeza. Por qué si todo mi empeño y amor... Por qué me abandonáis así camaradas. Por qué no me lanzais un cinturón de seguridad, un chaleco salvavidas, algo... Me río. Soy perverso. No me compadezco de nada ni de mí mismo. No excuse, no Mercy. Os entiendo bien. Os entiendo demasiado bien. Y mientras el tiempo pasa. Me salen más arrugas y canas sigo buscando en alguna parte esa maldita carta de 6 folios que me escribió Larva. ¿Por qué nadie guardó una copia? ¿No entendéis que sólo era un muchacho con problemas que no entendía nada del amor porque nunca lo llego a conocer en profundidad? ¿Merezco todo este castigo yo también Zoon? ¿Merezco este sucio y amargo trato? Okay. Pero si hay algo que puedo decir en mi defensa es que SMA nunca ha estado muerta y si me lo ponéis así de crudo yo seré igual de crudo. Y no tendré contemplaciones a la hora de hablar de mis sentimientos sociopáticos ni de mis enamoramientos psicopáticos. No voy a tener ningún tipo de pudor. Y una vez muerto todo aquello que ame sólo seré un no-muerto. Con los ojos en negro el aura cruel y los labios quemados por el tabaco rancio. Seré además una marioneta de todos mis impulsos. Y no descansaré hasta que Dios me diga que pare. No voy a retroceder. Eso de tirar la piedra y borrar la mano ya no existe nunca jamás. No me habéis enfadado camaradas. Sólo me habéis apuñalado. Pero descuidad. Aunque la navaja mariposa tenga agujeros para que se filtre el oxígeno en el objetivo tengo bastante grasa cómo para soportar varias puñaladas. Primero fue Zarza. Luego mi madre. Más tarde mi hermana. Y trágicamente suave y lentamente mi padre en cierto sentido. Aunque quiero pensar que esto sólo es un delirio... Luego varias muchachitas guapísimas me apuñalaron. No soy un asesino. Ni un acosador. Lo que sí digo al mundo. No estoy bien. Estoy enfermo por favor sed amables conmigo. Larva me dejaste si respiración. Zoon, lo tuyo fue más cómodo jugar a ser asesinos con navajas afiladas. Dudo que quisieras perforarme algún pulmón. Pero ya no soy ningún niñato. Tengo la mirada afilada. No estoy de mala leche. Esa leche ya no existe. Sólo está el vino rojo y el pan duro. Algo de choco para fumar con algún hermano. El polen en las flores que también se fuma. Y las plantas que también se fuman. No estoy disgustado, sólo estoy digiriendo lentamente cada uno de los sucesos que transcurren en los últimos días. Y lo menos que quiero es a chivatos que no saben meterse en sus putas y rancias vidas. Estoy pletórico. Fuerte como un toro. Intoxicado con los antipsicóticos y podrido de poder acumulado. Me daré una ducha fría me afeitaré y saldré a la calle. Dejaré para la noche mi relato sobre el desayuno de un muerto. Pensaré en Albertito. Meditaré agradeciéndole a Dios la dicha de poder morir cada noche y buscaré mis gafas de sol. Hoy será un día extraordinario. Gracias hermanos por hacer de mí noche una guarida más acogedora. Y por volverme tan puro y ligero que no necesito nada de nadie salvo a uno o dos camaradas que no se andan con dramas. No siento odio. No siento amor. Siento una fría y terrible sensación de paz. Porque yo nunca dejé que SMA se muriera de sed. Y no sabéis la sed que siente uno en el psiquiátrico cuándo lo único que logra gritar a vivo moribundo pulmón, mientras estás atado de manos y pies, desnudo, meado y sin apetito: "¡POR FAVOR A******** PERDÓNAME TE LO SUPLICO NO PUEDO MÁS. SIN TI NO SIENTO NINGÚN TIPO DE PAZ: NO SIENTO NADA!"

15/01/24

CIUDAD RODRIGO

Muchas veces fui a Ciudad Rodrigo. La he visitado reiteradamente en numerosas ocasiones, pero siempre me ha defraudado. No pasa un sólo día sin que me pregunte qué tendrá Ciudad Rodrigo. Una y otra vez fui con el objeto de descubrirlo. Al principio de forma ocasional un par de veces al año, sin embargo, poco a poco, el misterio fue minando mi voluntad de resistencia. La obsesión iba en aumento y era incapaz de frenarla. Todos los fines de semana hacía 200 km en coche hasta Ciudad Rodrigo. Durante el camino escrutaba sus alrededores en busca de aquello que anhelaba y que, sin embargo, alguna fuerza desconocida me ocultaba. El misterio está vetado, solía decirme. ¿Pero qué diablos tendrá esta ciudad? Atravesaba sus murallas con el corazón encogido, recorría sus calles y observaba a sus ciudadanos de un modo que quizás podría tildarse de increpante, pero yo sólo quería compartir junto con todos aquellos que la visitaban la misma sensación, la misma certidumbre de que cuando uno visita Ciudad Rodrigo regresa como anonadado. Entonces comencé a ausentarme del trabajo, poniendo cualquier clase de pretexto hasta que me despidieron. Ya no sólo iba dos o tres veces a la semana, sino que incluso diariamente, y no una, sino varias veces al día. Cuando llegaba a casa, desolado, sin energías, todavía en mis sueños seguía haciéndome la misma pregunta. Una y otra vez, durante todos estos años, volvía a Ciudad Rodrigo con el fin de reafirmar o refutar la terrible convicción de que en realidad, a excepción de las murallas y un par de fachadas, Ciudad Rodrigo no poseía un elevado valor turístico. Al final mi mujer me echó de casa y nos terminamos divorciando, por lo que tomé la decisión de mudarme definitivamente a Ciudad Rodrigo. Ahora vagabundeo por sus calles todos los días y sigo pensando lo mismo. Me he convertido en un negacionista, en un espíritu de resistencia y, a pesar de que me devano los sesos una y otra vez, cada día tengo más claro que visitar esta ciudad no merece la pena.

14/01/24

Mi alma en guerra

 La brecha de mi alma era grotescamente enorme, palpitante y sangrienta; nacida de la más dolorosa traición y del egoísmo absoluto, intentaba evitar verter más sangre de la pudiera albergar. Con el rostro desencajado intentaba respirar a bocajarro, pero era complicado porque el dolor era muy intenso. El tiempo era completamente innecesario porque habían pasado casi diez años desde aquella herida. Y sin embargo todavía sentía fresco el abismo en mi pecho, por el que, con tortura y dedicación, se fue drenando poco a poco mi alma. Ya no quedaba ni sangre ni alma dentro de mí, tenía que conformarme con ser un zombie, una cáscara vacía, carne y depresión. Mis días no habían ido bien, para nada. Y aunque estaba completamente aislado, petrificado y herido; intentaba, por todos los medios, encontrar un poco de fe. Porque si no era cierto que Dios me había abandonado, era completamente cierto que yo sí había abandonado a Dios. Y él había aceptado que esto ocurriera. No había nada a mi alrededor, sólo ruinas, calamidades, gente silenciosamente gris, y falsedades. Y era allí cuándo me preguntaba ¿por qué no acabas con todo esto ya, y simplemente mueres? Ya estaba muerto en vida, ya estaba lo suficientemente humillando ante la vida cómo para poder hacer algo. Y mientras yacía moribundo en la habitación, los espíritus, demonios, entes, y criaturas que se alimentaban de mi baja vibración me observaban mientras las canas y la mugre me iba consumiendo. Mi dolor es sublime y nace de una convicción tan dura que no se puede digerir. He dejado de ser un humano sólido, a ser simplemente un resto, escoria; orina y sudor. Me mataba por completo la perspectiva de una vida tan ingrata. El dolor y la angustia era tan grande que lo único que podía hacer era contemplar la vida con ojos recelosos llenos de la más deleitosa de las drogas humanas: el odio. Pero incluso mi odio era febril, no tenía espíritu suficiente cómo para odiar con intensidad.