02/11/24

Diarios Vorj


Nota: Me gusta la idea de que Valcour le publique a Vorj sus diarios mientras él convalece en el hospital psiquiátrico, después de un año de antipsicóticos que le impedía ponerse agresivo con la gente, que le follaron la mente hasta el punto en el que perdió la identidad, la personalidad, el amor propio, la paz, la energía y a Dios. Mientras que Valcour, el de verdad, no el mierdecilla de "Sergio" tan mal apodado Valcour de primera instancia, sería solamente un niñato que creía tener el verdadero título de Valcour, pero en sus viajes y en la inercia, el joven Zoon, apodado en su época adulta Siiderius encontró a Luis, un profesor de filosofía que durante el día da clases a chavales y durante la tarde, la noche, la madrugada, es que me da igual cuándo sea, me suda la polla de cuándo sea, sino que siempre está cavilando y escribiendo algo. El nuevo Valcour, apodado W, POR LA SIMILITUD DE UNIR V+V Se considera la fuera poderosa de la unión de Valcour y Vorj, una fusión como en Dragon Ball Z. De Goku y Vegueta, siendo exactamente esto lo que los convierte en un super sayan. Yo considero que Valcour es un gran nickname, Vorj es mío de calle, y Santiago, el pequeño Zoon consideró crear algo nuevo llamado Siiderius. Falta sólo Larva, que tiene que mover ficha, si apostar por la Literatura, o por el amor, la vida, o si ha sido suficiente tiempo estos años de castigo para mí, si en realidad debería volver a hablarme y estar yo a la altura de tan semejante hermosa amistad, al que me lo dio todo cuándo no tenía nada, cuándo tenía frío, miedo, hambre y mis tendencias bisexuales me hacían dudar de todo el mundo. El que me hizo ser más fuerte, siendo un asesino del duelo de miradas, haciéndome el cínico, poderoso, cretino, y dolorosamente capaz asesino de almas y mentes, porque en nombre de Dios y los Demonios, voy a follarme a ese cabronazo que se folló a Melania en los baños del Instituto, mientras que yo la miraba y sólo podía ver en ella belleza y dulzura. Dicho esto, esta es la historia de Valcour, Vorj, Larva y Zoon.

Diarios Vorj
Sergei
Día 4 de enero

Logré mentirle al psiquiatra y me ha dejado salir. He tenido que decirle exactamente lo que quería oír. Me he humillado para su deleite clínico, baboseando sus pelotas llenas del más repugnante ego anciano. Me siento bien, pero en el fondo sé que todo será tormentoso.

Día 7 de enero

Me siento extraño.

Día 8 de enero

Hoy he despertado con ganas de matarme.
No le he dicho nada a papá.

Día 12 de enero

No puedo pensar en nada.

Día 13 de enero

Estoy cansado, con ganas de llorar, me siento infructífero. Sin duda siento que todo me lleva a la desesperación, a la angustia, al cansancio. Mínimo dos meses desde que no escribo. Me siento impotente al explicarme, no le encuentro palabras a mi boca, ni sangre a mis brazos. Me refugio en sinagogas inexistentes. Siento una presión en mi pecho y un dolor en mi cabeza. Siento que estoy siendo castrado químicamente, quitándome todo lo que era y todo lo que soy. Antes he sufrido un ataque de pánico, mi padre lo ha visto todo, ya no tengo secretos con él. Me muestro como un animal que se ensucia con químicos. No sé nada ni tampoco albergo esperanzas. Me cuesta centrarme en nada. No me importa que esto se lea, no merece mi tiempo. No merece nada. Quiero calma, descanso, ganas de reír. Reír a carcajadas. Reírme del mundo, de mi situación. De lo bajo y hondo que he caído. Mis dedos cansados y torpes, teclear aquí, teclear allá. Todo está mal. Y nada me abriga. Siento un frío fantasmagórico. Busco disciplina, busco una rutina que me salve, he pasado una semana en declive, empeorando con los días. Sólo quiero que dejen de meterse en mi cabeza. Mi padre lo intenta todo, intenta salvarme, no sabe cómo hablarme, y yo me veo tan disminuido y tan cansado cómo para explicarle nada, quiero encerrarme en otro cubo, en otro sitio, merezco otro sitio, merezco volver a sentirme dueño de mí mismo. Merezco estar bien, merezco estar lleno de armonía de paz, de belleza. Y si he fallado sólo puedo pedir perdón, pero a quién, a Dios. Le suplico perdón a Dios.

Es una lucha constante contra mi cabeza, contra el desánimo. Han pasado nueve días desde que salí del psiquiátrico. Allí he visto cómo se consume y estropea el ánimo y la cabeza humana. Es un lugar espantoso. Es el horror mismo. Allí no debo volver. Debo ser fuerte, debo estar en la guerra contra esto. Debo ser fuerte, debo estar fuerte, debo estar a la altura. Y sin embargo no lo estoy, me sobrepasa, si tan sólo pudiera dejar de sentir tanto por tan impostores, por todo esto. Y me veo tecleando tontamente el teclado. Deseando una mejoría. Y si luchar consiste en levantarme y salir a correr, volver, ducharme, y seguir mis horarios de comida, lo haré. Porque no tengo mucho hacia dónde huir o mirar. Mirar de frente el problema. Mirarme a mí mismo escribiendo asustado. El siguiente paso.

Me siento mejor, pero sigo demasiado aterrado con ideas que no puedo controlar nada en mi cabeza. Ojalá la calma eterna, la paz. Ponerme piel de otro animal y enfrentarme ante todo lo que se me provoca imposible, dejar de doler, levantar cabeza, estirar el pescuezo y dejar de sentir.

Día 14 de enero

Hoy es Domingo, el día ha amanecido frío y lluvioso, he decidido poner un colchón en mi habitación y tirar todo lo que a mis ojos mortales se asemeja a la basura. He decidido también que voy a despertarme a la hora que lo hace mi padre y apostar por mí, y escribir un diario de mis días. Siento que mi cabeza no responde igual que antes, pero sólo puedo intentar tener un buen día. He dormido con mi padre, preso de un pánico y una angustia insoportable. Escuchando sus ronquidos, intentando rezar o algo parecido. Recuperar la espiritualidad, salvarme meditando. Y si lo único que necesito es fumar un cigarro y mirar al horizonte. Echo de menos a mi madre. Espero que esté bien. Gracias al cielo tiene trabajo y ahí se distrae. Ha salido caro todo, recuperarme sale caro, pensar sale caro. Mirar por la ventana sale caro, hasta hacerse una paja sale caro. Intento acompañarme con la música, pero la verdad es que estoy asustado. Deseo dejar de estarlo. Saldré con papá a dar un paseo en el coche. No sé cómo explicarme, desearía no perturbarlo, ser hombre, tomar una decisión.

Debo:
– Arreglar mi cuarto
– Escribir
– Dibujar

Admito que estoy asustado, me siento vulnerable a más no poder. ¿Qué significa el mundo si no es sólo inercia biológica?

Día 15 de enero de 2018

Me he despertado de un salto de la cama. Pienso combatir. Hoy será un buen día. Voy a hacer algo, aunque sea escribir torpemente aquí. Voy a hacerme un café. Rezo en mi cabeza por el bienestar de todo el mundo. Que todo el mundo esté bien, que mi madre esté bien, que mi padre esté bien, que mi hermana esté bien. Voy a salir a ver cómo amanece.

Ideas en mi cabeza, vamos a ponernos manos a la obra, Hoy saldré a trotar, a tomar el aire, voy a cocinar algo para mi padre. Hoy irá bien aunque mis ánimos estén caídos, voy a obligarme a estar bien. Dios santo, líbrame de todo este letargo amígdala infame e inflamable.

Me he fumado dos cigarros, dentro de un rato saldré a dar un paseo hasta que se haga de día. He desayunado una rebanada de pan de molde y tres regañás, que son pan duro elaborado con aceite, harina y agua. Comer eso me sienta bien, porque se disuelve en mi boca como si fuera una pastilla.

Día 16 de enero

Ayer dormí todo el día, y eso me hace sentir extraño, como si hubiera perdido mi identidad. Hoy voy a estar todo el día despierto, voy a intentar estar despierto todo el día. No beberé café, desayuné media manzana y un trozo de pan. No tengo ánimo para nada, pero intentaré contrarrestar el mal ánimo con buen ánimo, pero me siento solo, y preocupado por mi futuro. Escucho a los Bad Manners. Hoy debo cocinar algo para mi padre. Y por lo tanto, para mí. Te extraño Larva.

He salido a dar un paseo, se ha hecho de día.

Día 17 de enero

Acabo de despertar, he pasado una noche fea.
Después de mi tercer paseo y vuelta a casa he entendido que prefiero estar loco antes que esta peste flácida y maldita. Seguiré tomando las pastillas sólo por cumplir con mi padre, pero el éxodo mental ya lo he pasado y no voy a volver a fallar. No pienso dar un paso atrás. Saldré a correr por las mañanas e iré a nadar y al gimnasio, pero siempre alimentando mi psicosis, no me importa, no le tengo miedo a las consecuencias porque las consecuencias son un asco, y tendré que decírselo a mi padre, en otra ocasión que aunque parezca que está mal, yo me siento lleno, pletórico. Hace nada he sentido una iluminación en mi pecho, un alfiler de esperanza, y me lo he clavado en el dedo y he decidido serlo. No mirar atrás, olvidar todo el daño. Pero no pienso caer, no pienso caer ante los demonios de la infelicidad y de la cama. No voy a volver a dormir hasta que esté cansado de verdad.

Heme aquí, sin camiseta y arrugando mi alma. Destrozado pero de una pieza. Luchando contra los demonios. Asustado y sereno. Lleno de fuerza de luz, de excitación. Oliendo el día, como un lobo. Teniendo que elegir entre mi cabeza o la nada. Elijo mi cabeza, porque es la única que me acompaña. Con la fuerza de mil hombre levanto la bandera de mi alma.

Bebo vino, me digo que hoy ha sido un gran día. Que mañana volveré a correr hacia mi destino. Escucho música, vuelvo a tener algo de control sobre mi vida. La posibilidad de ser o no ser nada. Espero que sea un brote, no puedo vivir sin brotes, sin el entendimiento de las cosas. Sin la nada, con el vacío. Siento miedo, pero me sobrepongo. Escucho la voz de la histeria, el nihilismo de la euforia. Estoy lleno de vida, lleno de deseo por ser, un hombre que camina solo. Asustado de la nada, valiente, lleno de paz. Imperturbable, aborrezco la calma, espero mi hora.

Soy fuerte, soy un toro. Soy áspero, soy una estepa. Soy un hombre que recorre la vida con los ojos de un muerto, porque no soporto la vida errática de la vida. Nací para vivir en otra dimensión, y es el precio de mi genialidad. La otra dimensión.

Tendré que ir con cuidado, pero mi alma pide velocidad. Aceleración. Adrenalina.

Día 18 de enero de 2018

Me he despertado a las seis y no he podido volver a dormir, aunque haya ido a la cama de mi padre a intentar conciliar el sueño. Hoy saldré a dar un paseo a que me de el sol, me he apuntado en piscina. Soy un niño, pero intento dominar mi temor, limpiaré un poco el cuarto, mi habitación, saldré luego, Iré a la biblioteca a leer algo. Llamaré a Miguel y hablaremos del día. Hoy será un gran día. No dejaré que el desánimo me gane. Es cierto que estoy asustado, pero al menos me mantengo en pie, he logrado mirarme a los ojos.

Fui a nadar, estuvo bien, aunque me dio un poco de claustrofobia. Pero logré nadar, siento mi cuerpo fuerte y ahora saldré a dar un paseo. He regresado del paseo y el sol me ha sentado bien. La verdad es que extraño a mi madre. Debo curarme.

Día 19 de enero de 2018

Me siento con más energía. Hoy iré a la piscina. Quizá salga a dar un paseo, tomaré rivotril por la mañana. Ayer me tomé la zyprexa a la hora. Pero mi cabeza sigue muy dispersa. Al menos he podido desayunar. Deseo que sea un buen día. A las 9:30 iré a la piscina. He nadado mejor que ayer. Pero, no me es suficiente nada. Me siento insatisfecho, cansado, con ganas de llorar. Enfermo, pero con ganas de salir de este letargo. Mamá te quiero.

Día 20 de enero

Me queda poco tabaco. No puedo pensar con claridad. Quiero que sea un buen día. Aborrezco sentirme así. Deprimido, cansado y no poder dormir. Me desperté a las siete y no he vuelto a pegar ojo. Mi padre duerme. Recibí una carta de Mariam. No sé que será de mí, desearía que no me importe, pero estoy demasiado sujeto a la tierra.

Día 21 de enero

Me he despertado a las siete. Ayer he dormido toda la tarde. No tengo más sueño, no quiero molestar a mi padre. Intentaré dormir. Quiero estar bien.


Día 22 de enero

Después del paseo que di, cerca de casa me encontré un billete de 100 euros. Ayer llamó mi madre y hablamos. Hoy de madrugada la llamé y parece que las cosas van mejor. Le di el billete a mi padre. Yo no necesito dinero.

Día 23 de enero

Salí con papá en su coche hasta unas calles lejanas y regresé trotando y caminando. Me duché y estoy en casa.

Día 24

No tengo ánimo de nada, salí a correr. Sigo tomando medicación. Fumé un par de veces, no logro encontrarme conmigo mismo, pero deseo hacerlo.

Día 25

Salí a trotar, papá me dejó un poco más lejos que ayer. El día no sé cómo será, pero parece que será un día largo. Llevo 4 o 5 días sin cagar. Papá dirá que es porque apenas como nada y no ceno, pero yo sé que es un monstruo en mí. Estoy alimentando al monstruo de mis tripas.

Día 26 de enero

Hoy tengo cita con el psiquiatra. No sé muy bien qué le voy a contar. Le diré que me baje la medicación porque me siento muy drogado cuando me despierto. Que duermo mal, que todo es un caos. Que vivo a tropezones con mi propio vómito.

Salí a correr, desayuné normal. No deseo comer nunca. No deseo estar tan decaído, pero el suelo me abraza y su corteza de mármol me condensa. No sé muy bien en qué pienso, todo es una broma que me hace llorar.

Día 27

El doctor me ha bajado la dosis. Pero me da un complemento y su puta madre en total son 17 gramos lo que consumo. Ayer vi a mi madre. He dormido mal. A las cuatro me desperté y desde entonces cada media hora o cada hora me he despertado. Espero que hoy sea un buen día.

Día 28

Vi a mamá.
Día 29

Buenos días.
Espero que hoy sea un buen día.

Día 30

Buenas tardes.
Son las cuatro y veinte.
Hoy ha sido un buen día.

Día 31

Hoy también será un buen día.
Me noto con algo más de energía.

Día 1 de febrero

No hay nada en mi cabeza. Sólo silencio que relleno con ruido. En mi pecho una cruz en mi lomo una espalda con manos negras. He sido un producto de la infamia. Lloro por dentro, me vuelvo loco. Estoy cansado, pero en el fondo albergo una alegría. Soy un infame vomitando hiel, no hay ritmo.

Día 03 de marzo

He dado un paseo de cincuenta minutos con papá, pero en mi cabeza todavía revolotea la cola de un animal que me devora desde la más minúscula de mis células. Un cáncer intelectual. Puedo pensar un poco, pero aún así no es suficiente. Todavía no estoy lo suficientemente fuerte. Me da asco todo. Mierda de vida, salvadme de mí mismo. Hoy es sábado. Fui al mercado con papá.

Día 04 de marzo

Hoy Miguel me ha llamado rata asquerosa.
Luego me ha vuelto a llamar “rata inmunda”.

Día 05 de marzo

He desayunado con mi madre en su casa.
Se le ha ido de las manos.
Se le ha ido por completo todo de las manos.
He visto el balcón abrazándome.
Mamá...





2 comentarios:

Anónimo dijo...

Vuelve al psiquiátrico, perdiste la inspiración y el amor propio en alguna esquina. Busca, encuentra y vuelve. Quizá te demos otra oportunidad.

Placebo dijo...

Estimado Sr/Sra Anónimo que te jodan muy duro con un bate hasta que sangres por la boca, un beso