27 de febrero de 2023

Querido Vorj:

La madrugada ha sido amable contigo, no te podrás quejar. Pero escuchando tu cabeza tengo claro que deberías ir haciéndote a la idea de que terminarás encerrado en una casa para locos durante uno, o dos años, seguidos. O podrías ser responsable e ir aprendiendo a anudar un suculento nudo para que así salgas de tu zona de confort y puedas llegar al final de esta lamentable etapa: la horca tensa y saltarina, como la tripa de cerdo usada. Sabes de sobra que hace mucho tiempo que no sintonizamos la misma cabeza. (***) Todavía te recuerdo joven y enamorado de la vida y la literatura. Aún te escucho respirar y blasfemar con viva malicia astucia y mofa. Tampoco podías prevenir que las cosas se iban a torcer tanto. Era imposible saber que hoy, muy entrada la madrugada, el sentimiento suicida y sublime te iba a desbordar e invitar a morir solo. (***) Me quiero despedir bien de ti, muchacho. Lo haré con mucho cuidado porque tampoco quiero juzgarte. No te preocupes, no es un mal día para irse. Ya no queda mucha gente a tu alrededor. Tus padres tampoco te van a salvar de ser un suicida. La ayuda psiquiátrica ha sido dura y tortuosa. De hecho, me atrevería a decir que no ha servido de nada. Salvo para mantenerte en un letargo en el que ni eres hombre, ni eres niño; ni siquiera eres mejor que una piedra. (***) Querido mío, sobre todas las cosas, aunque estés al borde limbo magnético de lágrimas crueles, yo te quiero. Aún te quiero, como una caricia humana o muy lejana en la memoria. Como el Ocaso quiere el Alba. Pero por favor, hoy no. Te suplico algo de tiempo. Estoy trabajando en ello. Haré las cosas mejor, no desfallezcas. Pero si no puedes más con todo esto, coge mis zapatos y salta al vacío. Coge mi cuello cansado, yo no lo quiero ya, y asfíxialo: pero no tú... No te mueras tú tampoco, que eso es de muy mal gusto. (***) ¿Qué nos quedará de recuerdo cuándo el último clavo se oxide y caiga? ¿Las heridas en las manos como los ojos de Cristo petrificados en el cielo buscando a su padre inexistente? Recuerdo haberte visto tremendo y sutil. Grandioso elocuente divertido y mordaz frente a la vida. Cuándo eras puro y ligero. Cuándo no te había lavado el cerebro. (***) Del vacío de tu alma. Del cariño desesperado de una madre que intenta reconstruir algo en su vida, pero que en realidad, simplemente está enferma. Un padre deprimido y enamorado. Una hermana viviendo una utopía cara y por suerte impredecible. El cariño tan hermoso que alguna vez existió, la dulzura de unos labios sonriéndote. La mirada noble de tu propia sangre. Todos los fallos, todos los ultraenamoramientos, el cansancio, el miedo el asco y la decepción. (***) Todas las noches celebro una misa en mi interior. Y todas las mañanas me aterra la perspectiva de la vida: ¿el sentido de la vida es una farsa? ¿Cómo es que te mantienes vivo todavía, camarada? ¿Es acaso una suerte de supervivencia retorcida y frívola? (***) Sabes de sobra que todo lo que has padecido es tiempo extra. Hace cinco años que deberías estar ya muy muerto; y si te mantienes vivo es por un hilo biológico y una suerte de reloj humano.... Acostúmbrate a la rutina y a la depresión. Porque ambos sabemos que debiste matarte nada más ver los ojos de tu padre todavía rojos por el llanto... Maldito llanto. No había ninguna respuesta posterior. Ni tampoco nada que salvar. No podías hacer nada. Ese era tu adiós más digno, y ahora que no lo has hecho, sólo te queda resistir. La maldición del tiempo y los malos sentimientos. (***) De las equivocaciones, un deseo; del amor más hermoso del mundo una súplica. No estoy bien, todo es espantoso. La sublime belleza humana me acompaña: he visto los ojos más hermosos del mundo varias veces reflejados en los míos... He conocido el amor, la pérdida, el engaño y el lado más miserable tóxico cielo muerto de mi existencia. He visto mil barbaridades en mis sueños y en todas ellas he sido yo el asesino. Y mil demonios en mis pesadillas que me adoraban. Todo se hace cada vez más liviano, como si el propio sentido de la vida no existiera. Porque no existe un sentido hacia la vida que no sea otra cosa que rutina  mundana y asquerosa: no hay nada más allá que la lamentable pérdida de la identidad y la libertad del pensamiento: todo es una cuestión de dinero... (***) Cuándo nace un bebé deseado todo el mundo aplaude de la más arrogante alegría: otro más, sí, pero para el ataúd. Criatura mía, aún cuándo estás al borde de la locura y el suicidio, todavía existe la venganza. (***) La ultravenganza. Apiádate de ella. Abrázala. Y fúndete con ella. Del infierno primero del mundo, hasta la inexistencia; desde los ojos tiernos que despiertan hasta el hueso del cráneo; desde los labios de una hermosa muchacha hasta los dientes de un muerto. En el cielo lloran mil cristales catastróficos y en la tierra sólo hay polvo mugre y gente enferma. En el abrazo que no te di papá, en las mentiras piadosas que te conté mamá, hasta el humo que deja mi cronología fatalista... ¡No hay horizonte posible! ¡Y eso me destroza! (***) ¡Y dónde está tu sangre coagulada y química, hijo mío! ¡Te falta sangre en las venas! ¡Te falta sangre en las mejillas! ¡Eres un títere! Muere de rodillas ante el dolor de tu propia mente, pero no ante el miedo la angustia y la docilidad. Muere esclavo de tu don, no de tu tropiezo. No te dejes hundir en el fango lírico luminoso y desleal de los psiquiatras. Son bestias ignorantes, y absolutos depravados. Si Dios existe éste ha renegado de ti. Y si los demonios son reales, ¿por qué esos infames buscan mi atención? ¿Codician mi alma? No voy a ser parte de vuestra granja humana. Del pavor, el miedo y la vergüenza más terrorífica me erguiré como un asesino de almas. Y con el auténtico soslayo que nace de mi viva alma, y desprecio innato escupiré en vuestras caras frías. (***) Del Infierno de mi último grito de ayuda, de mi patético lamento, de mi amor a Larva, de mi amor a Zoon; sólo existí gracias a ellos. De la sospecha de un hermano más: Valcour prométeme el paraíso.... (***) De lo más bajo del espectro humano, en la enfermedad mental, en el deliro constante, en la incertidumbre, y el brevísimo placer que da respirar... ¡¿Colgado yo?! ¡¡¡DEBERÍAIS COLGAROS VOSOTROS Y NO YO!!! ¡Y DECIDME ENTONCES, POR QUÉ ESTOY YO MÁS CERCA DE LA CUERDA QUE VOSOTROS! Lo sospecho, lo sé, luego lo regurgito... (***) ¡Os odio con toda mi podrida y agujerada alma mortal! ¡Os odio más allá de la moral y el mal, más allá que la venganza, más allá que la vileza! ¡Oh Dios Santo, no soporto el aroma de mi alma moribunda! ¡Por qué no puedo ser inquebrantable! En mi boca una mueca de asco, en mis ojos venganza y en mi latido cardíaco la guerra asomando, próxima, tan lejana, tan rota en mi interior... De mi boca un serpiente, de mis ojos un puñal y en mi cuello, cerca de mi respiración, auxilio y sangre púrpura intoxicada y maldita: mi más auténtico desprecio hacia todos vosotros. Os mataría a todos, hasta a mis propios padres. Os quiero ver tan bajo como he caído yo, y después enterrar vuestras cabezas en la tierra y pisaros. Os quiero escuchar sufrir mil tragedias imposibles de corregir: no quiero que tengáis esperanzas de un día mejor. Os quiero ver con el rostro desencajado y sollozando lamentos llenos de auténtica desesperación. Os quiero ver haciendo el nudo final, y contemplando sin alma vuestro destino, cayendo cada vez más bajo. Y cuándo todos vosotros bajéis al fango en el que estoy, dónde vamos a luchar por nuestras vidas, con todos vosotros con el cuello rojo y áspero por la cuerda maldita, es allí cuándo quiero que me miréis a los ojos y entendáis por un instante que no soy otra cosa que un devorador de almas. En el lodo más sutil y miserable de todos, en el terreno despreciable, en la intemperie absoluta, cuándo no os quede en el corazón ni padres ni caricias ni amor propio... cuando vuestro último impulso sea veros como asesinos de vosotros mismos. Cuándo la nausea sea tan grande que os haga vomitar del pánico, asustados y confundidos. En el cielo se dibujará una sonrisa sórdida de madrugada. Y en la noche caerá mi fusil cargado, directo hacia todos vuestros rostros infames y humanos. En el asfixiante limbo de la incertidumbre humana: cuándo no os queden fuerzas, y el único sentimiento que podáis expresar sea el de querer acabar con todo..., allí cuándo creáis que habéis tocado fondo, allí estaré yo contemplando con excitación vuestro propio desastre humano. Y mientras intentáis entender el sentido de la vida, amar de nuevo, abrazar a padres todavía vivos, besar hijos y crucifijos; yo sonreiré y lleno de absoluta dicha dibujaré una esvástica en mi corazón.

No hay comentarios: