6 de agosto de 2019

Zengendros




 V       En una fiesta de drogadictos en un barranco se acerca a mí una chica extraña. Y se sienta a mi lado. Empieza a contarme paranoias sobre su vida, y que está muy borracha: la carta que le libra de cualquier responsabilidad. Quiere que le lie un peta. Le sonrío, a unos metros de mí un colega está pasando por un buen viaje; aunque eso luego se torcería y me reprocharía sonámbulo que dónde estaba que por qué le dejé solo que lo último que recordaba era a mí hablando con una chica. Me río interiormente, ese hijoputa estaba tan pasado que no se dio cuenta que no era una chica, sino una puta con bigote. Se acerca a mí. Busca mi boca y cedo mis labios. Me besa, me besa con fuerza, buscando mi lengua. Me carcajeo por dentro, me dice que le gusto, que soy un gran tipo. Lloro interiormente, es mentira, me quiere usar, quiere mi savia, quiere mi sudor, quiere mi polla. Le sonrío, le acaricio el pelo, me dice que es una chica, aunque nació chico. Ya me lo imaginaba, eres un pobre adefesio creado por Dios, una criatura repugnante y ambigua que vaga por las ravez de la isla buscando un revolcón. Yo soy puro, soy un buda puro. Soy un brujo. Veo en ella cierto destello, me doy cuenta que es un ángel. Me compadezco de ella. Es un ángel que quiere ser follada.

         Seguimos liándonos mientras la noto caliente y excitada. Le digo de ir más allá a liarnos con intensidad. Dice que sí, se pone de pie y empezamos a caminar montaña arriba. Me dice que allí está su coche. Una patética caravana de muerto de hambre que no tiene dónde caerse muerto. Pienso en todas las pollas que se ha comido, pienso en lo duro que ha sido su vida, en su educación católica, en el colegio, en su puta madre; pienso en todo. No me da ni pena ni lástima, sólo un poco de asco: sólo quiere un poco de sexo.

        Entro en su coche, y se desviste mientras estoy sentado. Se pone unas medias de mayas. Un regalo de putas maricas. Para sentirse sexy. Al acabar de correrme una esvástica me dice que si puede salir así de nuevo a la rave, le digo que sí. Le guardo mis bóxers en su bolso como recuerdo, sera lo único que tendrá de mí; porque no pienso volver a darle el gusto a Dios de follarme a sus criaturas mal nacidas. Le empiezo a comer la boca y el cuello, luego se pone a cuatro y le como el culo, se lo masturbo y veo que tiene una polla enorme. Me asusto un poco pensando que probablemente le de hambre de follar y me reviente todo el intestino. Masajeo su polla con delicadeza. Está muy cachonda, lamo sus huevos y la pongo en posición. Saca un frasco de lubricante y le embadurno el culo como si fuera una cicatriz profunda abierta y seca. Luego me pongo un condón y la penetro.

       Mientras jadea y yo empujo pienso en lo absurdo de la vida, del sexo vacío, que amo a una chica, que amo a otra chica, que mi madre no me habla, que mi hermana me detesta, que mi padre está deprimido, que no me pagan a tiempo en el trabajo, que me gusta ir en bus, que he perdido mis gafas de sol, que su puta madre como arde su culo. Salgo de allí y llevo mi polla a su boca y ella mama. No lo hace mal, pero las mejores mamadas me las hizo una chica hace unos años. Estas mamadas no están a la altura, me deprimo un poco, tampoco me importa mucho.

        Una mamada es una mamada. Cambio de condón y vuelvo a penetrarla. Se muerde los labios y jadea, sigo empujando mientras intento olvidarme del absurdo de la vida, del culo de mi madre y de las tetas de mi hermana. Un olor a mierda húmeda inunda el ambiente. Pienso que es el aroma de los maricas. Me entra una risa dura, me carcajeo un poco mientras llevo mi polla a su boca y le digo que me voy a correr. Me dice que me corra y le digo que dónde y me dice que dónde quiera así que me corro en su cara, en su frente, y canto un en nombre del padre, del hijo y del espíritu santo, amén –en nombre de Dios.

       Después, mientras me visto, la contemplo desnuda y bien follada en el asiento cama de su camioneta. Y me doy cuenta, con tristeza, de que en realidad sí es una chica. Una pobre y miserable chica atrapada en el cuerpo de un macho brasileño. Suspiro inexpresivo, me dice que qué hago, le digo que me tengo que ir, se pone un poco triste, querría repetir, pero era suficiente para mí. Follarse suficiente a un pobre ángel maricón. Me subo los pantalones, me pongo la camiseta le digo que adiós, y cierro la puerta. Regreso dónde mi amigo que está jodidísimo en el suelo mientras algunas personas se acercan a ver cómo está, pero él está hecho mierda, mi polla late y se detiene, se duerme y apesta a sexo de maricas. Luego otro puto marica se me acerca, me habla de no sé qué mierda con faltas de autoestima y me pongo de pie, a hablarle al oído, mientras le como la oreja con mi voz y noto que su polla se pone dura, luego cambiando de oreja a oreja rozo mi nariz con la suya, excitándolo aún más, hasta que busca mi boca y cedo, entonces me doy cuenta de que es un demonio. Un puto demonio y un ángel el mismo día. Niego con la cabeza, es que hoy me va a follar todo el universo o qué coño pasa, pienso. Suspiro cansado y amargamente, correrme otra vez.

       Mientras mi amigo está hablando con un extraño empiezo a liarme con semejante engendro repugnante. Mi amigo y el extraño se sonríen y me miran cuando le como la boca al transexual aquel. Los veo de reojo, le digo al maricón de irnos a algún lado a liarnos intensamente. Me dice que sí, subimos por la cuesta y veo la caravana de la puta de antes, me asusto un poco, no vaya a ser que abra la puerta y me reclame. Lo llevo un poco más lejos, cerca de unos arbustos en plena soledad, con la noche escondiéndonos como dos putos maricones degenerados. Me odio tanto a mí mismo por caer tan bajo: pero no tengo dudas de que es un demonio poseyendo a un pobre transexual. Lo noto en su mirada y en que cuándo me corrí dijo que había liberado mucha energía, mucha deliciosa energía, mucha deliciosa energía que él deseaba tener de mí. Una paranoia espiritual; que lo que en realidad está buscando es un novio, que me daría lo mío que me tendría feliz, que tenemos que quedar para follar, que tenga su número, que le llame, que nos veamos otro día, que se vaya a la puta mierda, marica repugnante.

       Arriba descubro que el puto asqueroso se había sacado la polla por debajo de la falda dejando a un lado su braga de guarra. Veo su polla blanca depilada y cachonda, así que poso mi mano en su hombro y lo pongo de rodillas y le ordeno que mame. Y el marica mama, mama, y mama. Cojo su cabeza como si fuera el cadáver de un pollo muerto y empujo con crueldad mi polla en su boca, atragantándolo y provocándole varias arcadas. Ni siquiera saber asfixiarse bien.Y mientras me la chupa pienso en Daphne, en sus ojos, en sus labios, sus mejillas, en su barbilla, en su frente, en su piel; en su cabello, en su figura delgada y alargada, en su adicción a las drogas, en la ropa que no es suya, en sus zapatos, en sus tetas famélicas, en su coño mojado, y en su culo en pompa para que me lo coma yo. Me pongo muy triste, follándome mierdas en vez de follarme diosas. ¿Es esto una especie de prueba divina para ver si soy lo suficientemente hombre como para follarme a dos maricones que juran en nombre de Dios que son mujeres? ¿De verdad son mujeres? ¿Debería cortarles la polla con una navaja y cumplir el deseo de Dios?

       Se pone de pie, se baja las bragas y se abre el culo para mí. Me pongo en posición y empiezo a comerle el culo. Luego pienso que su culo huele a culo y me da asco. Sólo me comería un culo que huele a culo si fuera de una chica, no de un puto degenerado. Paro y empieza a masturbarme mientras miro las estrellas y pienso que debería hacer lo mismo. Entonces cojo su polla y empiezo a masturbarla mientras él hace lo mismo. Chilla y jadea que le encanta esto. Que estoy buenísimo, que soy guapo, que soy increíble, que busca un novio, que podría ser su novio, que me daría todo, absolutamente todo lo que quisiera; luego le pregunto si me comería el culo, y me responde rotundamente que sí; entonces me doy cuenta de que ese pobre diablo no es una chica, sino un puto maricón confundido. Y mirándole a los ojos le digo que si le gustaría follarme el culo y me dice hipnotizado relamiéndose y babeándose que sí.

       Me carcajeo por dentro, le digo que tengo que irme que un amigo está muy mal cuesta abajo, que tengo que ir a verlo; pero el marica no me deja irme y aumenta la intensidad de la paja hasta que logra que me corra. Me corro en su mano como si un bebé estornudara en la mano de su madre. Después exprime mi polla con la mano para sacar la última gota y me suelta esa paja mental de que he liberado mucha energía, que quería toda esa energía, que llevaba mucho tiempo esperándome, que deseaba mi energía, que le debía esa energía, que esa energía era suya. Lleva su mano con mi corrida a sus labios, saca la lengua y la lame como un perro lamiendo un meado en la calle. Arqueo las cejas. Tengo que irme. Cierro mi bragueta y lo dejo solo. Camino colina abajo para ver a mi amigo. Me dice que está muy mal, que tenemos que irnos. Que había perdido sus cosas, que la gente se había bebido su sangría de 8 litros, que le robaron el tabaco, el dinero, sus cervezas; y casi llorando, que se habían bebido su tequila.

        Una sensación de asco y decepción me acompaña toda la madrugada. Luego levanto a mi amigo del suelo y le digo que nos vayamos a casa. Caminamos cuesta arriba hasta llegar a un poblado, cogemos el bus que va a San Telmo. En el bus me voy quedando dormido, y una señora desde detrás me da golpes en la cabeza para que no me hostíe contra el asiento de al lado. Me causa gracia, muchas gracias señora y me vuelvo a quedar dormido, hasta que la señora vuelve a despertarme de la misma forma. Unas cinco veces seguidas, hasta que deciden dejarme ser yo mismo y me despierto con mi cabeza golpeada contra el palo de metal de los buses. Me hace gracia y me duele a partes iguales. Llegamos a la estación, mi amigo se lleva las gafas de sol puestas porque la luz le arde y los colores del tripi le estallan la cabeza. Me sonrío y carcajeo un poco, soy un chico que se ríe mucho.

        Después llego a casa, me quito los pantalones y aún apestando a sexo homosexual me echo a dormir una hora, le digo a mi padre que entro en dos horas que si me puede llevar. Me despierto, me ducho y mi padre me lleva al trabajo. Y después de 10 horas de trabajo siguen las quejas y lamentos de mi amigo que por qué lo dejé solo, que estaba en urgencias con un lavado de estómago, que se lo contó a su padre, que estaba muy cansado. Luego fui a casa a dormir unas 6 horas y me preparé para ir a trabajar, mientras mi amigo dormía dos días seguidos. Me dijo que dejaría de tomar drogas que todo le daba miedo. Luego le di la razón de los tontos y me sudó la polla su decisión, porque sabía que al final, volvería a meterse mierdas extrañas en el cuerpo.
Y ahora yo.
Estoy muy cansando
y todavía me siento sucio.

        Pero qué se le puede hacer, soy un fiel servidor de Dios, y si Dios me pide que me folle a sus engendros, no tengo otra opción que obedecerle. A fin de cuentas, el Dios al que rezo, es un Dios extraño, casi demoníaco, completamente sublime. Que Ytchz descanse en paz.


2 comentarios:

Valcour dijo...

Me ha gustado mucho. Los engendros de Dios, es una putada y una maldición el hecho de estar abocado de forma irremediable a follarte a sus engendros. Muy bien. Ciertas partes de tu estilo, tan fluido y preciso, cruel, violento y absolutamente natural con retazos de humor negro, me recuerda a Bolaño.

Anónimo dijo...

llevo mucho tiempo buscandolos.
si mal no recuerdo tenian un texto sobre una polilla y a desaparecido. gracias a este texto empece a escribir por mi cuenta. creo que tienen un estilo increible. incluso, podria decir que es la misma persona.
pero bueno. nada, gracias por todo!! claramente no soy escritor, sin embargo, dejare mi blog por aqui y agradecere por tan inmenso trabajo.
debo decir que la primera vez que los lei, tenia al rededor de 15/16 años masomenos, ya tengo 23. asi que gracias por todo!
distinio.
https://dostomodo.wixsite.com/el-hombre-moderno/blog