V En
una fiesta de drogadictos en un barranco se acerca a mí una chica
extraña. Y se sienta a mi lado. Empieza a contarme paranoias sobre su
vida, y que está muy borracha: la carta que le libra de cualquier
responsabilidad. Quiere que le lie un peta. Le sonrío, a unos metros
de mí un colega está pasando por un buen viaje; aunque eso luego se
torcería y me reprocharía sonámbulo que dónde estaba que por qué
le dejé solo que lo último que recordaba era a mí hablando con una
chica. Me río interiormente, ese hijoputa estaba tan pasado que no
se dio cuenta que no era una chica, sino una puta con bigote. Se
acerca a mí. Busca mi boca y cedo mis labios. Me besa, me besa con
fuerza, buscando mi lengua. Me carcajeo por dentro, me dice que le
gusto, que soy un gran tipo. Lloro interiormente, es mentira, me
quiere usar, quiere mi savia, quiere mi sudor, quiere mi polla. Le
sonrío, le acaricio el pelo, me dice que es una chica, aunque nació
chico. Ya me lo imaginaba, eres un pobre adefesio creado por Dios,
una criatura repugnante y ambigua que vaga por las ravez de la isla
buscando un revolcón. Yo soy puro, soy un buda puro. Soy un brujo.
Veo en ella cierto destello, me doy cuenta que es un ángel. Me
compadezco de ella. Es un ángel que quiere ser follada.
Seguimos
liándonos mientras la noto caliente y excitada. Le digo de ir más
allá a liarnos con intensidad. Dice que sí, se pone de pie y
empezamos a caminar montaña arriba. Me dice que allí está su
coche. Una patética caravana de muerto de hambre que no tiene dónde
caerse muerto. Pienso en todas las pollas que se ha comido, pienso en
lo duro que ha sido su vida, en su educación católica, en el
colegio, en su puta madre; pienso en todo. No me da ni pena ni
lástima, sólo un poco de asco: sólo quiere un poco de sexo.
Entro
en su coche, y se desviste mientras estoy sentado. Se pone unas
medias de mayas. Un regalo de putas maricas. Para sentirse sexy. Al
acabar de correrme una esvástica me dice que si puede salir así de
nuevo a la rave, le digo que sí. Le guardo mis bóxers en su bolso
como recuerdo, sera lo único que tendrá de mí; porque no pienso
volver a darle el gusto a Dios de follarme a sus criaturas mal
nacidas. Le empiezo a comer la boca y el cuello, luego se pone a
cuatro y le como el culo, se lo masturbo y veo que tiene una polla
enorme. Me asusto un poco pensando que probablemente le de hambre de
follar y me reviente todo el intestino. Masajeo su polla con
delicadeza. Está muy cachonda, lamo sus huevos y la pongo en
posición. Saca un frasco de lubricante y le embadurno el culo como
si fuera una cicatriz profunda abierta y seca. Luego me pongo un
condón y la penetro.
Mientras
jadea y yo empujo pienso en lo absurdo de la vida, del sexo vacío,
que amo a una chica, que amo a otra chica, que mi madre no me habla,
que mi hermana me detesta, que mi padre está deprimido, que no me
pagan a tiempo en el trabajo, que me gusta ir en bus, que he perdido
mis gafas de sol, que su puta madre como arde su culo. Salgo de allí
y llevo mi polla a su boca y ella mama. No lo hace mal, pero las
mejores mamadas me las hizo una chica hace unos años. Estas mamadas
no están a la altura, me deprimo un poco, tampoco me importa mucho.
Una
mamada es una mamada. Cambio de condón y vuelvo a penetrarla. Se
muerde los labios y jadea, sigo empujando mientras intento olvidarme
del absurdo de la vida, del culo de mi madre y de las tetas de mi
hermana. Un olor a mierda húmeda inunda el ambiente. Pienso que es
el aroma de los maricas. Me entra una risa dura, me carcajeo un poco
mientras llevo mi polla a su boca y le digo que me voy a correr. Me
dice que me corra y le digo que dónde y me dice que dónde quiera
así que me corro en su cara, en su frente, y canto un en nombre
del padre, del hijo y del espíritu santo,
amén –en nombre de Dios.
Después,
mientras me visto, la contemplo desnuda y bien follada en el asiento
cama de su camioneta. Y me doy cuenta, con tristeza, de que en
realidad sí es una chica. Una pobre y miserable chica atrapada en el
cuerpo de un macho brasileño. Suspiro inexpresivo, me dice que qué
hago, le digo que me tengo que ir, se pone un poco triste, querría
repetir, pero era suficiente para mí. Follarse suficiente a un pobre
ángel maricón. Me subo los pantalones, me pongo la camiseta le digo
que adiós, y cierro la puerta. Regreso dónde mi amigo que está
jodidísimo en el suelo mientras algunas personas se acercan a ver
cómo está, pero él está hecho mierda, mi polla late y se detiene,
se duerme y apesta a sexo de maricas. Luego otro puto marica se me
acerca, me habla de no sé qué mierda con faltas de autoestima y me
pongo de pie, a hablarle al oído, mientras le como la oreja con mi
voz y noto que su polla se pone dura, luego cambiando de oreja a
oreja rozo mi nariz con la suya, excitándolo aún más, hasta que
busca mi boca y cedo, entonces me doy cuenta de que es un demonio. Un
puto demonio y un ángel el mismo día. Niego con la cabeza, es que
hoy me va a follar todo el universo o qué coño pasa, pienso.
Suspiro cansado y amargamente, correrme otra vez.
Mientras
mi amigo está hablando con un extraño empiezo a liarme con
semejante engendro repugnante. Mi amigo y el extraño se sonríen y
me miran cuando le como la boca al transexual aquel. Los veo de
reojo, le digo al maricón de irnos a algún lado a liarnos
intensamente. Me dice que sí, subimos por la cuesta y veo la
caravana de la puta de antes, me asusto un poco, no vaya a ser que
abra la puerta y me reclame. Lo llevo un poco más lejos, cerca de
unos arbustos en plena soledad, con la noche escondiéndonos como dos
putos maricones degenerados. Me odio tanto a mí mismo por caer tan
bajo: pero no tengo dudas de que es un demonio poseyendo a un pobre
transexual. Lo noto en su mirada y en que cuándo me corrí dijo que
había liberado mucha energía, mucha deliciosa energía, mucha
deliciosa energía que él deseaba tener de mí. Una paranoia
espiritual; que lo que en realidad está buscando es un novio, que me
daría lo mío que me tendría feliz, que tenemos que quedar para
follar, que tenga su número, que le llame, que nos veamos otro día,
que se vaya a la puta mierda, marica repugnante.
Arriba
descubro que el puto asqueroso se había sacado la polla por debajo
de la falda dejando a un lado su braga de guarra. Veo su polla blanca
depilada y cachonda, así que poso mi mano en su hombro y lo pongo de
rodillas y le ordeno que mame. Y el marica mama, mama, y mama. Cojo
su cabeza como si fuera el cadáver de un pollo muerto y empujo con
crueldad mi polla en su boca, atragantándolo y provocándole varias
arcadas. Ni siquiera saber asfixiarse bien.Y
mientras me la chupa pienso en Daphne, en sus ojos, en sus labios,
sus mejillas, en su barbilla, en su frente, en su piel; en su
cabello, en su figura delgada y alargada, en su adicción a las
drogas, en la ropa que no es suya, en sus zapatos, en sus tetas
famélicas, en su coño mojado, y en su culo en pompa para que me lo
coma yo. Me pongo muy triste, follándome mierdas en vez de follarme
diosas. ¿Es esto una especie de prueba divina para ver si soy lo
suficientemente hombre como para follarme a dos maricones que juran
en nombre de Dios que son mujeres? ¿De verdad son mujeres? ¿Debería
cortarles la polla con una navaja y cumplir el deseo de Dios?
Se
pone de pie, se baja las bragas y se abre el culo para mí. Me pongo
en posición y empiezo a comerle el culo. Luego pienso que su culo
huele a culo y me da asco. Sólo me comería un culo que huele a culo
si fuera de una chica, no de un puto degenerado. Paro y empieza a
masturbarme mientras miro las estrellas y pienso que debería hacer
lo mismo. Entonces cojo su polla y empiezo a masturbarla mientras él
hace lo mismo. Chilla y jadea que le encanta esto. Que estoy
buenísimo, que soy guapo, que soy increíble, que busca un novio,
que podría ser su novio, que me daría todo, absolutamente todo lo
que quisiera; luego le pregunto si me comería el culo, y me responde
rotundamente que sí; entonces me doy cuenta de que ese pobre diablo
no es una chica, sino un puto maricón confundido. Y mirándole a los
ojos le digo que si le gustaría follarme el culo y me dice
hipnotizado relamiéndose y babeándose que sí.
Me
carcajeo por dentro, le digo que tengo que irme que un amigo está
muy mal cuesta abajo, que tengo que ir a verlo; pero el marica no me
deja irme y aumenta la intensidad de la paja hasta que logra que me
corra. Me corro en su mano como si un bebé estornudara en la mano de
su madre. Después exprime mi polla con la mano para sacar la última
gota y me suelta esa paja mental de que he liberado mucha energía,
que quería toda esa energía, que
llevaba mucho tiempo esperándome, que
deseaba mi energía, que le debía esa energía, que esa energía era
suya. Lleva su mano con mi corrida a sus labios, saca la lengua y la
lame como un perro lamiendo un meado en la calle. Arqueo las cejas.
Tengo que irme. Cierro mi bragueta y lo dejo solo. Camino colina
abajo para ver a mi amigo. Me dice que está muy mal, que tenemos que
irnos. Que había perdido sus cosas, que la gente se había bebido su
sangría de 8 litros, que le robaron el tabaco, el dinero, sus
cervezas; y casi llorando, que se habían bebido su tequila.
Una
sensación de asco y decepción me acompaña toda la madrugada. Luego
levanto a mi amigo del suelo y le digo que nos vayamos a casa.
Caminamos cuesta arriba hasta llegar a un poblado, cogemos el bus que
va a San Telmo. En el bus me voy quedando dormido, y una señora
desde detrás me da golpes en la cabeza para que no me hostíe contra
el asiento de al lado. Me causa gracia, muchas gracias señora y me
vuelvo a quedar dormido, hasta que la señora vuelve a despertarme de
la misma forma. Unas cinco veces seguidas, hasta que deciden dejarme
ser yo mismo y me despierto con mi cabeza golpeada contra el palo de
metal de los buses. Me hace gracia y me duele a partes iguales.
Llegamos a la estación, mi amigo se lleva las gafas de sol puestas
porque la luz le arde y los colores del tripi le estallan la cabeza.
Me sonrío y carcajeo un poco, soy un chico que se ríe mucho.
Después
llego a casa, me quito los pantalones y aún apestando a sexo
homosexual me echo a dormir una hora, le digo a mi padre que entro en
dos horas que si me puede llevar. Me despierto, me ducho y mi padre
me lleva al trabajo. Y después de 10 horas de trabajo siguen las
quejas y lamentos de mi amigo que por qué lo dejé solo, que estaba
en urgencias con un lavado de estómago, que se lo contó a su padre,
que estaba muy cansado. Luego fui a casa a dormir unas 6 horas y me
preparé para ir a trabajar, mientras mi amigo dormía dos días
seguidos. Me dijo que dejaría de tomar drogas que todo le daba
miedo. Luego le di la razón de los tontos y me sudó la polla su
decisión, porque sabía que al final, volvería a meterse mierdas
extrañas en el cuerpo.
Y
ahora yo.
Estoy
muy cansando
y
todavía me siento sucio.
Pero
qué se le puede hacer, soy un fiel servidor de Dios, y si Dios me
pide que me folle a sus engendros, no tengo otra opción que
obedecerle. A fin de cuentas, el Dios al que rezo, es un Dios
extraño, casi demoníaco, completamente
sublime. Que Ytchz descanse
en paz.
2 comentarios:
Me ha gustado mucho. Los engendros de Dios, es una putada y una maldición el hecho de estar abocado de forma irremediable a follarte a sus engendros. Muy bien. Ciertas partes de tu estilo, tan fluido y preciso, cruel, violento y absolutamente natural con retazos de humor negro, me recuerda a Bolaño.
llevo mucho tiempo buscandolos.
si mal no recuerdo tenian un texto sobre una polilla y a desaparecido. gracias a este texto empece a escribir por mi cuenta. creo que tienen un estilo increible. incluso, podria decir que es la misma persona.
pero bueno. nada, gracias por todo!! claramente no soy escritor, sin embargo, dejare mi blog por aqui y agradecere por tan inmenso trabajo.
debo decir que la primera vez que los lei, tenia al rededor de 15/16 años masomenos, ya tengo 23. asi que gracias por todo!
distinio.
https://dostomodo.wixsite.com/el-hombre-moderno/blog
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