Del nudo infame en la garganta, el aire liviano, el estómago revuelto. Entre los pasos hay un agujero y pisas dentro. Una y otra vez. Desde la fría madrugada hasta la solución final: la muerte de la paz, la asfixia del amor. Los ojos como dos cuencas vacías. Un frío sudor recorre tu frente. Todos los buenos propósitos han desaparecido. Estás ciego de dolor. Las náuseas en tu respiración. El látigo de sangre que empapa las venas. Los ojos hinchados de rechazo y dolor. Demasiado dolor. Entumecido. Entre la mugre y el fango de la vida una luz te ilumina el sendero. Intentas seguir el camino. El frío besa tu piel. Pero no puedes dar ningún paso. Todo se derrite y derrumba. Todo se agrieta y se muere. Y desesperado mientras entiendo cada una de tus palabras. Sólo puedo callar. No te quiero asustar. No te imaginas lo cerca que he estado hoy de querer morir. Y con un hilo de voz sólo puedo decir te quiero. No existe nada que pueda saciar todo esto. Y mientras más perturbado parezco, más sobrio estoy. Escucho el sonido, el grito, la maldad. Y no lo soporto. El tiempo se agota y yo estoy tan lejos de ti. No debería ser una molestia. No debería importar nada. Pero no puedo evitar sentir pánico frustración y dolor. Te veo a los ojos y sólo puedo guardar silencio y amarte más. Es una trampa. Todo es una trampa. Nos persiguen. Estoy enloqueciendo. Coge mi mano y vámonos. Todo es una suerte de miserias y desgracias. Sólo sé que te amo. No es un delirio, lo sé porque te veo realmente como eres. Y no puedo apartar la mirada de ti. Cerca de ti. Deseo estar cerca de ti. Necesito ver tu rostro iluminado y acercarme a ti. Necesito abrazarte y olvidarme de todas estas pesadillas. Deseo acompañarte. Ojalá por siempre... No quiero despedirme de ti. Mientras duermo te pienso. Y nadie podrá arrebatarme eso. Estaré aquí. Lo siento.
31 de marzo de 2023
Lo siento
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