En el abismo de amor materno, en la nada deambula la inexistencia, cristalina: un puñado de psiquiatras y especialista en una balanza, del otro lado yo, sosteniendo la cabeza mutilada de mi primer psiquiatra: con el que aprendí el juego de la sumisión y el de la farsa: el juego de las mil máscaras. Escúpeme de nuevo en la cara, verás dónde alcanza mi puño. El gesto moribundo del que será derrotado, en un estado maníaco de la felicidad: simple depresión diluida en químicos. Te estoy grabando, no pienses que hablo con alardes de grandeza,o que estoy siendo devorado por el ácido de tu saliva. Hiede a intelectual de tres al cuarto. Mis ojos se trasparentan, saco la lengua: h e n t a i.
Todo está corrompido, no hay nada que pueda salvarme de este espíritu crítico y roto. Como una mala imagen, cayendo sobre mis hombros. Del otro lado, al lado exterior de la cama estoy yo, moribundo intentando conciliar el sueño. Y a medida que pasa el tiempo, y las bestias salen de sus agujeros, y las anguilas estrangulan algún pez rancio y crudo... por la boca moriré, mis pensamientos no se derrocharán por la noche excitada y viciosa. De mis ojos la mirada de futilidad y crudeza más grande. Los labios rojos de mandar besitos volados a entidades podredumbres entidades. La noche masacra mil cuerpos tiesos, y en sus cráneos rojos y rotos se precipita una mueca: una sórdida sonrisa que te indica que has completado al fin el antiguo testamento y pronto las calamidades del último párrafo:
No importa cuán duro sea el desafío, lo único que te importancia es no dejarse derrotar por las malas lenguas que en un castellano perfecto intentan derribarte. Los santos no existen, menos van a existir ángeles o demonios. Como mucho un ente diabólico diseñado para proteger... Ytchz, no sé mucho de ti, creo que en realidad nunca llegamos a conocernos como Dios manda, ¿te sonríes porque he dicho algo divertido? ¿O es que acaso te estás riendo de Dios mismo? Criatura perfecta y sublime.
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