Nota: Me gusta la idea de que Valcour le publique a Vorj sus diarios mientras él convalece en el hospital psiquiátrico, después de un año de antipsicóticos que le impedía ponerse agresivo con la gente, que le follaron la mente hasta el punto en el que perdió la identidad, la personalidad, el amor propio, la paz, la energía y a Dios. Mientras que Valcour, el de verdad, no el mierdecilla de "Sergio" tan mal apodado Valcour de primera instancia, sería solamente un niñato que creía tener el verdadero título de Valcour, pero en sus viajes y en la inercia, el joven Zoon, apodado en su época adulta Siiderius encontró a Luis, un profesor de filosofía que durante el día da clases a chavales y durante la tarde, la noche, la madrugada, es que me da igual cuándo sea, me suda la polla de cuándo sea, sino que siempre está cavilando y escribiendo algo. El nuevo Valcour, apodado W, POR LA SIMILITUD DE UNIR V+V Se considera la fuera poderosa de la unión de Valcour y Vorj, una fusión como en Dragon Ball Z. De Goku y Vegueta, siendo exactamente esto lo que los convierte en un super sayan. Yo considero que Valcour es un gran nickname, Vorj es mío de calle, y Santiago, el pequeño Zoon consideró crear algo nuevo llamado Siiderius. Falta sólo Larva, que tiene que mover ficha, si apostar por la Literatura, o por el amor, la vida, o si ha sido suficiente tiempo estos años de castigo para mí, si en realidad debería volver a hablarme y estar yo a la altura de tan semejante hermosa amistad, al que me lo dio todo cuándo no tenía nada, cuándo tenía frío, miedo, hambre y mis tendencias bisexuales me hacían dudar de todo el mundo. El que me hizo ser más fuerte, siendo un asesino del duelo de miradas, haciéndome el cínico, poderoso, cretino, y dolorosamente capaz asesino de almas y mentes, porque en nombre de Dios y los Demonios, voy a follarme a ese cabronazo que se folló a Melania en los baños del Instituto, mientras que yo la miraba y sólo podía ver en ella belleza y dulzura. Dicho esto, esta es la historia de Valcour, Vorj, Larva y Zoon.
Diarios Vorj
Sergei
Día
4 de enero
Logré
mentirle al psiquiatra y me ha dejado salir. He tenido que decirle
exactamente lo que quería oír. Me he humillado para su deleite
clínico, baboseando sus pelotas llenas del más repugnante ego
anciano. Me siento bien, pero en el fondo sé que todo será
tormentoso.
Día
7 de enero
Me
siento extraño.
Día
8 de enero
Hoy
he despertado con ganas de matarme.
No
le he dicho nada a papá.
Día
12 de enero
No
puedo pensar en nada.
Día
13 de enero
Estoy
cansado, con ganas de llorar, me siento infructífero. Sin duda
siento que todo me lleva a la desesperación, a la angustia, al
cansancio. Mínimo dos meses desde que no escribo. Me siento
impotente al explicarme, no le encuentro palabras a mi boca, ni
sangre a mis brazos. Me refugio en sinagogas inexistentes. Siento una
presión en mi pecho y un dolor en mi cabeza. Siento que estoy siendo
castrado químicamente, quitándome todo lo que era y todo lo que
soy. Antes he sufrido un ataque de pánico, mi padre lo ha visto
todo, ya no tengo secretos con él. Me muestro como un animal que se
ensucia con químicos. No sé nada ni tampoco albergo esperanzas. Me
cuesta centrarme en nada. No me importa que esto se lea, no merece mi
tiempo. No merece nada. Quiero calma, descanso, ganas de reír. Reír
a carcajadas. Reírme del mundo, de mi situación. De lo bajo y hondo
que he caído. Mis dedos cansados y torpes, teclear aquí, teclear
allá. Todo está mal. Y nada me abriga. Siento un frío
fantasmagórico. Busco disciplina, busco una rutina que me salve, he
pasado una semana en declive, empeorando con los días. Sólo quiero
que dejen de meterse en mi cabeza. Mi padre lo intenta todo, intenta
salvarme, no sabe cómo hablarme, y yo me veo tan disminuido y tan
cansado cómo para explicarle nada, quiero encerrarme en otro cubo,
en otro sitio, merezco otro sitio, merezco volver a sentirme dueño
de mí mismo. Merezco estar bien, merezco estar lleno de armonía de
paz, de belleza. Y si he fallado sólo puedo pedir perdón, pero a
quién, a Dios. Le suplico perdón a Dios.
Es
una lucha constante contra mi cabeza, contra el desánimo. Han pasado
nueve días desde que salí del psiquiátrico. Allí he visto cómo
se consume y estropea el ánimo y la cabeza humana. Es un lugar
espantoso. Es el horror mismo. Allí no debo volver. Debo ser fuerte,
debo estar en la guerra contra esto. Debo ser fuerte, debo estar
fuerte, debo estar a la altura. Y sin embargo no lo estoy, me
sobrepasa, si tan sólo pudiera dejar de sentir tanto por tan
impostores, por todo esto. Y me veo tecleando tontamente el teclado.
Deseando una mejoría. Y si luchar consiste en levantarme y salir a
correr, volver, ducharme, y seguir mis horarios de comida, lo haré.
Porque no tengo mucho hacia dónde huir o mirar. Mirar de frente el
problema. Mirarme a mí mismo escribiendo asustado. El siguiente
paso.
Me
siento mejor, pero sigo demasiado aterrado con ideas que no puedo
controlar nada en mi cabeza. Ojalá la calma eterna, la paz. Ponerme
piel de otro animal y enfrentarme ante todo lo que se me provoca
imposible, dejar de doler, levantar cabeza, estirar el pescuezo y
dejar de sentir.
Día
14 de enero
Hoy
es Domingo, el día ha amanecido frío y lluvioso, he decidido poner
un colchón en mi habitación y tirar todo lo que a mis ojos mortales
se asemeja a la basura. He decidido también que voy a despertarme a
la hora que lo hace mi padre y apostar por mí, y escribir un diario
de mis días. Siento que mi cabeza no responde igual que antes, pero
sólo puedo intentar tener un buen día. He dormido con mi padre,
preso de un pánico y una angustia insoportable. Escuchando sus
ronquidos, intentando rezar o algo parecido. Recuperar la
espiritualidad, salvarme meditando. Y si lo único que necesito es
fumar un cigarro y mirar al horizonte. Echo de menos a mi madre.
Espero que esté bien. Gracias al cielo tiene trabajo y ahí se
distrae. Ha salido caro todo, recuperarme sale caro, pensar sale
caro. Mirar por la ventana sale caro, hasta hacerse una paja sale
caro. Intento acompañarme con la música, pero la verdad es que
estoy asustado. Deseo dejar de estarlo. Saldré con papá a dar un
paseo en el coche. No sé cómo explicarme, desearía no perturbarlo,
ser hombre, tomar una decisión.
Debo:
– Arreglar
mi cuarto
– Escribir
– Dibujar
Admito
que estoy asustado, me siento vulnerable a más no poder. ¿Qué
significa el mundo si no es sólo inercia biológica?
Día
15 de enero de 2018
Me
he despertado de un salto de la cama. Pienso combatir. Hoy será un
buen día. Voy a hacer algo, aunque sea escribir torpemente aquí.
Voy a hacerme un café. Rezo en mi cabeza por el bienestar de todo el
mundo. Que todo el mundo esté bien, que mi madre esté bien, que mi
padre esté bien, que mi hermana esté bien. Voy a salir a ver cómo
amanece.
Ideas
en mi cabeza, vamos a ponernos manos a la obra, Hoy saldré a trotar,
a tomar el aire, voy a cocinar algo para mi padre. Hoy irá bien
aunque mis ánimos estén caídos, voy a obligarme a estar bien. Dios
santo, líbrame de todo este letargo amígdala infame e inflamable.
Me
he fumado dos cigarros, dentro de un rato saldré a dar un paseo
hasta que se haga de día. He desayunado una rebanada de pan de molde
y tres regañás, que son pan duro elaborado con aceite, harina y
agua. Comer eso me sienta bien, porque se disuelve en mi boca como si
fuera una pastilla.
Día
16 de enero
Ayer
dormí todo el día, y eso me hace sentir extraño, como si hubiera
perdido mi identidad. Hoy voy a estar todo el día despierto, voy a
intentar estar despierto todo el día. No beberé café, desayuné
media manzana y un trozo de pan. No tengo ánimo para nada, pero
intentaré contrarrestar el mal ánimo con buen ánimo, pero me
siento solo, y preocupado por mi futuro. Escucho a los Bad Manners.
Hoy debo cocinar algo para mi padre. Y por lo tanto, para mí. Te
extraño Larva.
He
salido a dar un paseo, se ha hecho de día.
Día
17 de enero
Acabo
de despertar, he pasado una noche fea.
Después
de mi tercer paseo y vuelta a casa he entendido que prefiero estar
loco antes que esta peste flácida y maldita. Seguiré tomando las
pastillas sólo por cumplir con mi padre, pero el éxodo mental ya lo
he pasado y no voy a volver a fallar. No pienso dar un paso atrás.
Saldré a correr por las mañanas e iré a nadar y al gimnasio, pero
siempre alimentando mi psicosis, no me importa, no le tengo miedo a
las consecuencias porque las consecuencias son un asco, y tendré que
decírselo a mi padre, en otra ocasión que aunque parezca que está
mal, yo me siento lleno, pletórico. Hace nada he sentido una
iluminación en mi pecho, un alfiler de esperanza, y me lo he clavado
en el dedo y he decidido serlo. No mirar atrás, olvidar todo el
daño. Pero no pienso caer, no pienso caer ante los demonios de la
infelicidad y de la cama. No voy a volver a dormir hasta que esté
cansado de verdad.
Heme
aquí, sin camiseta y arrugando mi alma. Destrozado pero de una
pieza. Luchando contra los demonios. Asustado y sereno. Lleno de
fuerza de luz, de excitación. Oliendo el día, como un lobo.
Teniendo que elegir entre mi cabeza o la nada. Elijo mi cabeza,
porque es la única que me acompaña. Con la fuerza de mil hombre
levanto la bandera de mi alma.
Bebo
vino, me digo que hoy ha sido un gran día. Que mañana volveré a
correr hacia mi destino. Escucho música, vuelvo a tener algo de
control sobre mi vida. La posibilidad de ser o no ser nada. Espero
que sea un brote, no puedo vivir sin brotes, sin el entendimiento de
las cosas. Sin la nada, con el vacío. Siento miedo, pero me
sobrepongo. Escucho la voz de la histeria, el nihilismo de la
euforia. Estoy lleno de vida, lleno de deseo por ser, un hombre que
camina solo. Asustado de la nada, valiente, lleno de paz.
Imperturbable, aborrezco la calma, espero mi hora.
Soy
fuerte, soy un toro. Soy áspero, soy una estepa. Soy un hombre que
recorre la vida con los ojos de un muerto, porque no soporto la vida
errática de la vida. Nací para vivir en otra dimensión, y es el
precio de mi genialidad. La otra dimensión.
Tendré
que ir con cuidado, pero mi alma pide velocidad. Aceleración.
Adrenalina.
Día
18 de enero de 2018
Me
he despertado a las seis y no he podido volver a dormir, aunque haya
ido a la cama de mi padre a intentar conciliar el sueño. Hoy saldré
a dar un paseo a que me de el sol, me he apuntado en piscina. Soy un
niño, pero intento dominar mi temor, limpiaré un poco el cuarto, mi
habitación, saldré luego, Iré a la biblioteca a leer algo. Llamaré
a Miguel y hablaremos del día. Hoy será un gran día. No dejaré
que el desánimo me gane. Es cierto que estoy asustado, pero al menos
me mantengo en pie, he logrado mirarme a los ojos.
Fui
a nadar, estuvo bien, aunque me dio un poco de claustrofobia. Pero
logré nadar, siento mi cuerpo fuerte y ahora saldré a dar un paseo.
He regresado del paseo y el sol me ha sentado bien. La verdad es que
extraño a mi madre. Debo curarme.
Día
19 de enero de 2018
Me
siento con más energía. Hoy iré a la piscina. Quizá salga a dar
un paseo, tomaré rivotril por la mañana. Ayer me tomé la zyprexa a
la hora. Pero mi cabeza sigue muy dispersa. Al menos he podido
desayunar. Deseo que sea un buen día. A las 9:30 iré a la piscina.
He nadado mejor que ayer. Pero, no me es suficiente nada. Me siento
insatisfecho, cansado, con ganas de llorar. Enfermo, pero con ganas
de salir de este letargo. Mamá te quiero.
Día
20 de enero
Me
queda poco tabaco. No puedo pensar con claridad. Quiero que sea un
buen día. Aborrezco sentirme así. Deprimido, cansado y no poder
dormir. Me desperté a las siete y no he vuelto a pegar ojo. Mi padre
duerme. Recibí una carta de Mariam. No sé que será de mí,
desearía que no me importe, pero estoy demasiado sujeto a la tierra.
Día
21 de enero
Me
he despertado a las siete. Ayer he dormido toda la tarde. No tengo
más sueño, no quiero molestar a mi padre. Intentaré dormir. Quiero
estar bien.
Día
22 de enero
Después
del paseo que di, cerca de casa me encontré un billete de 100 euros.
Ayer llamó mi madre y hablamos. Hoy de madrugada la llamé y parece
que las cosas van mejor. Le di el billete a mi padre. Yo no necesito
dinero.
Día
23 de enero
Salí
con papá en su coche hasta unas calles lejanas y regresé trotando y
caminando. Me duché y estoy en casa.
Día
24
No
tengo ánimo de nada, salí a correr. Sigo tomando medicación. Fumé
un par de veces, no logro encontrarme conmigo mismo, pero deseo
hacerlo.
Día
25
Salí
a trotar, papá me dejó un poco más lejos que ayer. El día no sé
cómo será, pero parece que será un día largo. Llevo 4 o 5 días
sin cagar. Papá dirá que es porque apenas como nada y no ceno, pero
yo sé que es un monstruo en mí. Estoy alimentando al monstruo de
mis tripas.
Día
26 de enero
Hoy
tengo cita con el psiquiatra. No sé muy bien qué le voy a contar.
Le diré que me baje la medicación porque me siento muy drogado
cuando me despierto. Que duermo mal, que todo es un caos. Que vivo a
tropezones con mi propio vómito.
Salí
a correr, desayuné normal. No deseo comer nunca. No deseo estar tan
decaído, pero el suelo me abraza y su corteza de mármol me
condensa. No sé muy bien en qué pienso, todo es una broma que me
hace llorar.
Día
27
El
doctor me ha bajado la dosis. Pero me da un complemento y su puta
madre en total son 17 gramos lo que consumo. Ayer vi a mi madre. He
dormido mal. A las cuatro me desperté y desde entonces cada media
hora o cada hora me he despertado. Espero que hoy sea un buen día.
Día
28
Vi
a mamá.
Día
29
Buenos
días.
Espero
que hoy sea un buen día.
Día
30
Buenas
tardes.
Son
las cuatro y veinte.
Hoy
ha sido un buen día.
Día
31
Hoy
también será un buen día.
Me
noto con algo más de energía.
Día
1 de febrero
No
hay nada en mi cabeza. Sólo silencio que relleno con ruido. En mi
pecho una cruz en mi lomo una espalda con manos negras. He sido un
producto de la infamia. Lloro por dentro, me vuelvo loco. Estoy
cansado, pero en el fondo albergo una alegría. Soy un infame
vomitando hiel, no hay ritmo.
Día
03 de marzo
He
dado un paseo de cincuenta minutos con papá, pero en mi cabeza
todavía revolotea la cola de un animal que me devora desde la más
minúscula de mis células. Un cáncer intelectual. Puedo pensar un
poco, pero aún así no es suficiente. Todavía no estoy lo
suficientemente fuerte. Me da asco todo. Mierda de vida, salvadme de
mí mismo. Hoy es sábado. Fui al mercado con papá.
Día
04 de marzo
Hoy
Miguel me ha llamado rata asquerosa.
Luego
me ha vuelto a llamar “rata inmunda”.
Día
05 de marzo
He
desayunado con mi madre en su casa.
Se
le ha ido de las manos.
Se
le ha ido por completo todo de las manos.
He
visto el balcón abrazándome.
Mamá...
2 comentarios:
Vuelve al psiquiátrico, perdiste la inspiración y el amor propio en alguna esquina. Busca, encuentra y vuelve. Quizá te demos otra oportunidad.
Estimado Sr/Sra Anónimo que te jodan muy duro con un bate hasta que sangres por la boca, un beso
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