02/04/23

Muchacho, un día despertarás y no habrá ningún dolor. ¿Qué harás entonces cuándo tu castigo se haya acabado? ¿Serás feliz? ¿O te aferrarás al clavo del olvido? ¿Los ojos clavados del Cristo prehistórico en tu corona? Una vez hecho el hombre abismo y caída... ¿cómo volver a respirar después de encontrarte agotado y saciado de tanto dolor?

(***)

Tu rostro en mí. Mis ojos mirando a través de ti. Tus pulmones respirando mientras estás dormida. El amanecer frío nos busca... En tu boca: mi voz. Y en mi voz tus labios.

En mis momentos de auténtico peligro, precipitarse al vacío, intentar respirar debajo del agua, beber de un elixir maldito: tu voz perfecta...

En mis días oscuros: una llama. En el miedo de la noche tu voz acompañándome. Como una caricia que me eleva. Como un abrazo tuyo.

Tu sonrisa grabada en mi memoria. Como un reloj. Y ahora me siento tanta dicha que desearía no volver a dormir nunca más. El abrigo en la intemperie. La mano después de la eterna caída...

Mírame bien, no estoy hecho de nada que no sean cicatrices. Me pregunto entonces, ¿qué me importará otra cicatriz más si es tuya?

El infierno es un lugar ridículo comparado con lo que provocas en mí.

El cielo no hace justicia al deleite sublime inmortal que provocas en mí.

Y cuándo lloro aterrorizado en la prisión, pienso en ti.

Mis lágrimas tienen la forma de un diamante.

Y sus pliegues me cortan cuándo resbalan...

Quisiera que me entiendas.

No importa si todo acaba aquí.

Tu amor me hace libre.

Tu amor me hace humano.

Tu amor me inunda,

y eso me hace.

Aunque sólo sea yo una mueca distorsionada por el clima, el tiempo, la herencia, la violencia o el dolor... sé con certeza que eres tan importante para mí que, no existe nada ni nadie que pueda obligarme a traicionarme.

Y el tiempo repta infatigable. La gente se muere. El silencio se hace más grave. Y aunque ya tenga una lápida para morir. Sabiendo que no habrá escapatoria, ni trampa para huir de ella... la gran belleza de todo esto es que no importará cuándo mi cuerpo ya no esté...

Yo siempre seré eterno, porque te amo.





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